El Ecoparque Ciénaga de Mallorquín, es un paraíso natural que ahora muestra todo su encanto a barranquilleros y turistas. Este ecosistema, considerado de importancia regional, alberga una biodiversidad impresionante debido a la mezcla única de agua dulce (proveniente del Río Magdalena) y salada (del Mar Caribe).
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Este espacio vital funciona como hogar y sustento para 146 especies de aves, flora silvestre, reptiles, anfibios, peces, mamíferos y algunos moluscos.
El mangle es la especie arbórea que predomina, la cual alberga a sus alrededores a un crustáceo singular: el cangrejo violinista.
Al finalizar el sendero Manglar, cerca de La Playita, está el punto de concentración de estos cangrejos diminutos que despiertan la curiosidad de los visitantes al Ecoparque, debido a que los machos sólo desarrollan una tenaza, la cual puede ser del mismo tamaño de su cuerpo. En ocasiones cuesta trabajo verlos, debido a que se mueven rápidamente hacía las cuevas. Incluso las mujeres son más pequeñas debido a que no desarrollan sus tenazas.
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Y es que en el Ecoparque se realizan varios planes: actividades de contemplación, avistamiento de aves, interacción con la flora y fauna, senderismo, práctica del ecoturismo, deportes náuticos sin motor (actividades que iniciaron desde este sábado), pero es en este espacio ubicado casi que al finalizar el recorrido, donde habita este cangrejo. Así que después de contemplar la ciénaga y de haber respirado aire puro, puede dedicarse a observar detenidamente a los diminutos y llamativos cangrejos.
Su cuerpo, generalmente de color marrón o gris, puede exhibir una gama de colores vivos en las pinzas, que van del rojo al naranja brillante. Esta coloración no solo sirve para atraer parejas, sino también para advertir a posibles rivales.