Portadora de tradición, así es Barranquilla. En una mezcla de olores, sabores, sazones y saberes, la ciudad en la que desde hace 210 años se encuentra el Caribe ha sido epicentro no sólo de la novedad llegada a Colombia, sino que también se ha preocupado por reconectarse con sus raíces y ancestros.
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Constituida desde la grandilocuencia y con estirpe de ser lugar de paz, ‘La Arenosa’ fue erigida hacia los años 1800, y aunque existían poblaciones mucho más antiguas a su alrededor, su espíritu cosmopolita y favorecida ubicación le hicieron acreedora de atención absoluta.
Década tras década, este nuevo fenómeno llamado Barranquilla se convirtió en el hogar de cientos de migrantes, aquellos que venían relegados de Europa y Asia por los conflictos en sus países, pero también de foráneos que obedecían a movilizaciones internas, creando así una cultura diversificada.
Aunque la historia de la bien nombrada ‘Puerta de Oro de Colombia’, se ha contado desde diferentes aspectos, la gastronomía en particular es capaz de narrar a través de sus sabores parte del pasado, las realidades del presente y por ocasiones, mostrar el futuro.