David David: la magia del Caribe al cine

Visto como una consecuencia de fotogramas que develan la intimidad de sus escritos, David David, cineasta barranquillero, dedica su vida a narrar historias que buscan reivindicar las costumbres del ‘Gran Caribe’, territorio que a su parecer se ha visto envuelto en el olvido y el desinterés.

Durante el paso de los años, y analizado desde los ojos del séptimo arte, David no solo ha sido testigo, sino también protagonista de la multiplicidad de planos, escenas y secuencias que hacen de su vivir un filme independiente.

Lleno de una férvida rebeldía con causa que fortalece sus intenciones en el sentido social y el entendimiento de la ancestralidad como punto de partida para la conciliación y la paz, sus expresiones audiovisuales no hacen más que dar cuenta del mágico universo que encierra el Caribe.

Sin mucho que comentar al respecto y casi que como una respuesta inmediata, el barranquillero asegura que el arte siempre ha estado relacionado con su familia, pues en casa hay pintores, poetas, cantantes, dramaturgos, entre otros.

'Uno de los recuerdos más claros que tengo sobre mi infancia son las reuniones familiares, ese se convertía en el espacio propicio para disfrutar del arte'.

Pese a que el arte ha vivido con permanencia en su hogar, este no era considerado como una profesión oficial, sino más bien un pasatiempo; sin embargo, David se propuso enfrentar el reto de dedicarse al cine.

'Si bien en mi casa el arte siempre ha estado presente este no era considerado como algo de lo cual se pudiera vivir, en realidad era más un hobby, cada uno tenía su profesión y desarrollaba consecuentemente lo que le gustaba como para su recreación personal. Por eso, el tema de tomar la decisión de estudiar cine fue bastante compleja'.

Algunos de los argumentos más fuertes a los que tuvo que enfrentarse por su decisión de estudiar cine respondían a uno de los acontecimientos más trágicos en la historia de la humanidad, la caída de las torres gemelas.

Para el 2001, David David estaba recién egresado del colegio, y aunque durante su estancia ahí se había destacado en dibujo, lenguaje y escritura, dedicarse a la creación artística no parecía ser la opción más recomendable.

Sin embargo, a pesar de la multiplicidad de comentarios, David encontró en su padre no solo la respuesta, sino el apoyo para ser cineasta.

'Frente a la indecisión de qué carerra elegir conseguí una beca para estudiar medicina en Cuba, pero realmente no era lo que quería hacer, hasta que un día conversando con mi papá me dijo: ‘si esto no te va a hacer feliz entonces no lo hagas’, y rompió los papeles delante de mí y me inscribió para estudiar cine'.

Al ingresar a la universidad todo era diferente; sin embargo, una de las cosas que le causó mayor fascinación fue encontrar a personas que compartían su misma pasión.

Luego de egresar del pregrado, David aplica a diferentes programas de maestría, de los cuales termina cursando escrituras creativas de la Universidad Nacional de Colombia.

Por su destacado trabajo logró luego ganar una beca para su segundo posgrado en Barcelona, España, lugar donde David dice haber encontrado la reafirmación de la esencia de su cine.

Una vez lejos de casa y por la flexibilidad que le brindaba su posgrado en España, David comenzó a viajar a distintos lugares de Europa.

De ellos no solo disfrutó de los espacios para el turismo, sino que también aprendió de la cultura, sobre esto último algo en particular le cambiaría la vida.

De ese sentimiento de resignificar y la necesidad de otorgar valor a los oficios, saberes, costumbres y culturas ancestrales, es cuando David David decide volver a Colombia para constar esas historias.

Al estar de regreso en el país David comienza a escarbar en el territorio hasta encontrar las historias que él quería llevar a la pantalla.

Una de sus producciones más populares fue la miniserie con temática Lgbti con enfoque Caribe Vida de colores, la cual fue transmitida por el canal regional Telecaribe.

David David estrenó en salas del país su ópera prima llamada La Frontera, un largometraje que narra audiovisualmente la vida de Diana Ipuana, una joven wayuu que habita la frontera de La Guajira, entre Colombia y Venezuela.

Junto a su marido Chevrolet y hermano Jorge, encuentran sustento ejerciendo actividades delictivas en medio de una difícil situación sociopolítica.

Según David, el proceso de construcción del largometraje contó diferenciales. 'Uno de los aspectos primordiales de la obra está enmarcado en el título, políticamente se establecen límites que sesgan el uso de la tierra a comunidades para las cuales no existen los límites, así como también se enmarcan los factores de violencia de la colonización'.