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1996. El narcotráfico dominaba a una Colombia herida, víctima de la guerra y sometida a pies de quienes con asesinatos y sangre reclamaban derechos más allá de las consecuencias a pagar por los crímenes cometidos.

En medio del clamor de un pueblo indefenso e intimidado, la prensa aparece primero como faro, pero después como víctima, pues atentados y secuestros apagaron las voces de grandes referentes de la época.

La década noventera se llenó de titulares escritos por los colegas de aquellos que habían sido privados de la libertad, apartados de sus familias y atados a unas cadenas. Maruja Pachón, una de ellas, se dirigió a la máquina de escribir insignia de la nación, la de Gabo, para que relatara su historia, que contara su crónica, que hiciera la Noticia de un secuestro, publicada en 1996.

Este libro, como las demás creaciones del cataquero, repercutió no solo en el momento, sino en generaciones posteriores, siendo ese un impacto tradicional alcanzado por las obras del prócer del Realismo Mágico, que en esta ocasión sirvió a la solicitud de la comunicadora, quien junto con su cuñada, Beatriz Villamizar, se sumaron a las cientos de víctimas que dejó el conflicto.

Ahora, 26 años después, la historia renace, pero esta vez en la pantalla chica y aún con la sangre misma de García Márquez en las venas, pues su hijo Rodrigo se dio a la tarea de adaptar a una serie el libro escrito por quien lo crió.

'Es el trabajo que nace del deseo de hacer una serie que fuera un contrapunto al contenido que habla del narcotráfico, que exalta la figura del narcotraficante, los excesos, la violencia, lo grotesco del mundo del narcotráfico, para hacer una serie donde el foco de atención sean las víctimas, los secuestrados y mostrar los efectos de la guerra, de los narcos contra el Estado y su repercusión principal en un grupo de individuos', afirmó García Barcha sobre las motivaciones detrás del desarrollo de la producción.

Pero a diferencia de un libro, que contiene cuantas páginas su autor desee, en las pantallas se reduce el espacio, se limita el aliento. Sin embargo, el desarrollador optó por la opción más permisiva: un formato serial, no uno de película, a fin de contar con 'las horas que fueran necesarias para contar esta historia'.

'No quería hacerlo como una película, con las restricciones de tiempo, sino poder contar la historia en las horas que sean necesarias y tener toda la posibilidad de hacerlo en Colombia, con talento colombiano', agregó.