Trazada a pincel y llena de color, así es la vida de Camilo Martínez, un pintor barranquillero que a través de su arte grandilocuente y satírico presenta el miedo como un enemigo al cual se debe enfrentar.
Entre los recuerdos de su infancia, Martínez destaca que el gusto por la pintura siempre ha hecho parte de su vida y que en sus años de colegio le trajo grandes problemas con los directivos.
'Desde el colegio venía pintando todos los pupitres y las paredes, algo que los profesores me discutían, y en realidad era un problema porque no me concentraba en las clases porque preferida dibujar'.
Camilo confesó que nunca supo cómo lidiar con su falta de interés por las clases, las consideraba aburridas y siempre lograba aprender más si encontraba la forma de ilustrar lo que sus profesores decían.