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El Domingo de Carnaval del 22 de febrero de 2009 la música ranchera silenció la cumbia y otros géneros folclóricos en el estadio Romelio Martínez. Ese día por casi tres horas Vicente Fernández dejó claro porque seguía siendo el rey.

Desde el mediodía cientos de personas comenzaron a hacer fila afuera del templo del fútbol de la calle 72 para coger el mejor puesto y corear al unísono las canciones del ‘Charro de Huentitán’.

Semanas antes, desde diferentes esquinas de la cultura, del periodismo, en las calles y en los buses de Curramba, se armó una polémica entre los que criticaban traer música ranchera al seno de la fiesta folclórica más grande del Caribe colombiano, y los que soñaban con cantar éxitos como Estos celos o Volver volver mirando a ‘Chente’ en un escenario barranquillero.