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Este domingo se cumple un mes de la que podría ser considerada la tragedia del año en el mundo de las artes.

Han transcurrido 31 días desde que el experimentado actor estadounidense Alec Baldwin disparó una bala en el set de grabación de la película Rust, la cual acabó con la vida de la directora de fotografía Halyna Hutchins.

En este lapso ha pasado de todo, Baldwin que además de ser el protagonista de la cinta, oficia también como director ejecutivo, rompió su silencio ante los paparazzis, pese a las recomendaciones de su equipo jurídico. También lo han hecho dos de los heridos, entre ellos el director Joel Souza, y han aparecido dos demandantes.

El primero en presentar cargos contra el equipo de producción de este filme fue el jefe de iluminación, Serge Svetnoy, que fue también herido por la bala que disparó Baldwin, asegurando que vio 'de primera mano que varias armas se dejaron desatendidas, en el suelo y sin supervisión' a lo largo de la filmación en Bonanza Creek Ranch, en Santa Fe (Nuevo México, EE. UU.).

En ese documento judicial, el experto en iluminación culpó a la encargada de las armas Hannah Gutierrez-Reed por aceptar un puesto de trabajo por encima de su experiencia en un rodaje en el que eran necesarios 'varios armeros auxiliares para manejar de manera segura esas armas', entre ellas un revólver Colt, calibre 45, accionado por Baldwin.

La segunda demanda ha surgido esta semana y ha sido presentada por la jefa de guión, Mamie Mitchell, que a través de su abogada Gloria Allred, afirma que la escena que desató la tragedia, no debía contener ningún disparo. 'No había nada en el guión que dijera que el arma fuera disparada por Alec Baldwin o cualquier otra persona', asegura Mitchell.

'Antes del momento en que Baldiwn descargó el arma, no se había convocado ningún ensayo y el equipo no había empezado a filmar', publica The Hollywood Reporter, una de las revistas cinematográficas estadounidense de mayor prestigio.

Por lo tanto se culpa a Alec Baldwin de haber disparado sin que eso estuviera contemplado en el ensayo. 'Baldwin no tenía derecho a basarse en una supuesta declaración del ayudante de dirección de que era ‘una pistola fría’. El señor Baldiwn no puede escudarse en esto para intentar justificar el hecho de no haber comprobado él mismo el arma' ha afirmado Mitchell.