El envase en el que usted tomó agua o una bebida gaseosa puede convertirse en un carro de juguete, un muñeco o un avión.
En los tiempos actuales cuando que se habla constantemente de reducir, reutilizar y reciclar, para mitigar la contaminación del medioambiente, nacen iniciativas que además de enviar un mensaje ecológico también ofrecen esperanza a niños de escasos recursos para que tengan un juguete.
A través de botellas que son reducidas a filamentos para impresoras 3D, la organización no gubernamental Ecoluciones International, finalista de los Premios Latinoamérica Verde gracias a su proyecto Eco 3D, logra convertir los envases en objetos lúdicos para los niños.
El proyecto fue elegido entre más de 2.500 iniciativas de 30 países y 619 ciudades bajo la veeduría del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la auditoría de la PricewaterhouseCoopers.
Tecnología e innovación. Luis Cambar, director de esta ONG, explica que todo empieza con la implementación de un sistema que incorpora la inteligencia artificial (IA) con la realidad aumentada.
Este proyecto también facilita que algunos niños puedan fabricar herramientas educativas avanzadas a bajo costo. De acuerdo con la ONG, esta iniciativa ayuda a desarrollar competencias y habilidades para afrontar la llamada cuarta revolución industrial, que incluye disciplinas como: Modelaje 3D, Ingeniería Mecatrónica, Programación, Robótica y Diseño de Videojuegos.
Los niños llegan con una botella plástica y a través de una aplicación se logra visualizar en la pantalla del celular un juguete. Posteriormente, el envase es llevado hasta una máquina que lo reduce a filigrana y por último el material es llevado a una impresora en 3D que fabrica el elemento pedagógico.
Cambar explica que por ejemplo, de 30 botellas de plástico de un litro se puede obtener 1 kilo de filigrana suficiente para hacer 60 juguetes pequeños o uno muy grande.
El administrador de empresas destaca que con este tipo de iniciativas se contribuye a mitigar la contaminación y a controlar los gases de efecto invernadero que han agravado la crisis climática en los últimos años.
Agrega que gracias a este proyecto los niños y jóvenes pueden compartir sus conocimientos con los adultos, haciéndoles entender que 'se necesita del apoyo de todos para lograr un cambio'.
'Los niños dejan de ver las botellas como basura y les dan un significado más ecológico. Un día uno de ellos iba caminando con un envase en la mano y cuando uno le preguntaba que llevaba, él decía que era un carro', recuerda.