En 1995, Hilton Escobar Roa empezó a escribir la historia de la Fundación Banda de Baranoa (BDB), que es también su propia historia. El baranoero se arriesgó a dejar un trabajo estable y bien pagado para tomar las riendas de un grupo sin ánimo de lucro. Sin duda, fue una decisión de vida que cambió su rumbo por completo.
El técnico de helicópteros dejó de lado el diseño, la manufactura, la viabilidad técnica e inspección de piezas aeronáuticas, además de un buen salario, para liderar un grupo de 320 jóvenes que iniciaron en la entonces conocida Banda Marcial de Baranoa. Su pasión lo llevó a pasar de volar frecuentemente, a coordinar en tierra las marchas musicales con los niños de su municipio.
'Yo trabajaba en Helicol, viajaba mucho y era muy buen trabajo, tanto así que todo lo que invertía en la banda era de lo que ganaba en mi propio empleo. Sin embargo, no era mi fuerte', recordó el atlanticense de 58 años.