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Tres cadenas, un escapulario, dos aretes y varias pulseras y anillos adornan el vestido morado que lleva puesto ‘La reina del pajarito’.

Manuela Torres Arroyo tiene 85 años de los cuales lleva 75 cantando pajarito, son de negro, chalupa y bullerengue dentro y fuera de su tierra, Barranca Nueva, Bolívar. El amor por estos ritmos tradicionales que entona con cadencia y sentimiento fue heredado de su padre, que ejecutaba el tambor mientras se deleitaba escuchándola cantar.

'Cuando yo estaba pequeña mi papá me cogía —ven mija, vamos a cantar—, pero eso él lo hacía solo en tiempo de carnaval, el resto del año tú no lo veías en eso', cuenta.

Sus habilidades artísticas se fueron haciendo notorias, no solo para su familia sino para sus maestras, que después de verla tocar el bombo en un evento del colegio se dieron cuenta que Manuela tenía 'chispa' y no 'sufría' de pena.

'Yo antes era maluca mi hermana, pero el maluco tiene su gusto y siempre he cantado. No sé cuál era el encanto que tenían mis maestras conmigo porque yo era tan delgadita que parecía las seis en punto, pero tenía una movilidad que parecía renacuajo en agua'.

‘Mane’, como también se le conoce en su pueblo, padece artritis hace varios años, enfermedad que le produce hinchazón en las articulaciones impidiéndole moverse con la misma destreza. 'Hay gente que me conoció en mis papeles, porque ya no sirvo', manifiesta con jocosidad.

Bailar el ‘Pordebajero’, canción que se danza agachado y moviendo la cadera, es algo que solo puede hacer en sus pensamientos. A pesar de que es una composición tradicional a la que no se le conoce el compositor original, la versión que compuso Manuela es la más reconocida en el gremio musical, gracias a la variación interpretativa y los versos que ella le agregó.

'En Barranca Nueva habían dos grupos que lo cantan en la forma tradicional y como yo le cambié varios versos y agregué cosas nuevas eso no le gustó a la gente, pero ahora mi versión hasta en champeta la han hecho. Recuerdo que ese son lo saqué en carnaval porque la gente veía que era jocoso y que en esa época lo más curtido es lo que más pega', afirma.

Legado del pajarito

Hace 14 años Manuela Torres en compañía de sus hijos y amigos cercanos consolidaron la agrupación ‘Basam Tambó’ que en su carrera artística la ha acompañado en diferentes escenarios como la Noche de Tambó (en Barranquilla), en un homenaje a las cantadoras donde compartió escenario con Lourdes Acosta, Lina Babilonia y Martina Camargo, entre otras. También su voz se ha escuchado en importantes festivales de música folclórica a nivel regional como el de María la Baja, Necoclí, Santa Lucía y Malagana, en el festival del mago.

'Actualmente nosotros ya no participamos en los festivales por un trofeo, ahora nos invitan y hacemos el show central. Afortunadamente han aceptado nuestro legado, pero no masivamente porque en algunas ocasiones he tocado puertas de festivales y nos han negado la oportunidad', manifiesta Reynaldo Hernández Torres, hijo de Manuela y director de ‘Basam Tambó’.

Para la familia Hernández Torres preservar la tradición es lo más importante. De frente critican que aquellos espacios que son diseñados para exaltar la música tradicional sean ocupados por artistas de otros géneros.

'Si yo organizo un festival de cumbia o pajarito hay que invitar grupos que interpreten esos ritmos, no llevar cantantes de vallenato o reguetón solo porque es más comercial. Eso hace que se pierda la esencia del folclor', advierte Reynaldo.

Manuela se siente olvidada por el gobierno, su casa está en malas condiciones

Historias hechas canciones

A manuela la inspira todo, desde la naturaleza hasta las personas que en algún momento lanzaron comentarios ofensivos hacia ella. Esa capacidad de sacarle lo positivo a las situaciones difíciles lo plasma en sus canciones instintivamente, como su fe y espiritualidad.

'Yo me engalano con la naturaleza, yo soy amante de Dios, Él es el que me pone en la cabeza las cosas y también trato de ver lo bueno de la vida, porque es una sola, esa no vuelve'.

Desde el patio de su casa en Barranca Nueva se ve de cerca la ciénaga adornada por plantas acuáticas como el panelito y la bahagua, que todo el día son visitadas por distintas clases de aves. Frente a semejante panorámica Manuela compone y sueña, allí nace ‘Pajarito de Barranca Nueva’.

'Vuela pajarito, pajarito vuela

Canta pajarito de Barranca Nueva

En las ramas de bahagua y de panelito

En la rama el buche canta el pajarito'.

A su pueblo le ha regalado las mejores composiciones y el reconocimiento que hoy posee en el folclor. Sus canciones trasladan a los que las escuchan al terruño que la inspira.

La historia de ‘Zambalambé’, la última canción que Manuela grabó, está inspirada en su esposo y la frustración que él sentía al no poder comprar carne. Aunque la canción tiene ritmo alegre su letra plasma la desilusión y la angustia que millones de familias en el mundo sienten cuando sus economías no alcanzan a suplir sus necesidades.

'Mi esposo y yo vivíamos en Sierra Leona, Bolívar, allá comíamos mucho mote de bleo y ese día no había ni arenca, ni pescao, nada. Entonces, como todos los días comíamos mote de bleo y él estaba aburrido me dijo —hoy no como mote de bleo, me voy pal monte a cogerme un zambalambé—, yo quedó sorprendida y le respondo—Oye Miguel Ángel, muchacho, ¿y eso qué es?—, eso es un sahíno, un venao, me contestó y se fue'.

Un vecino le prestó una honda para que cazara—cuenta—, al rato lo vi que venía sofocao gritando— ¡Manuela, Manuela! Vota el bleo que zambalambé está agarrao, nos lo vamos a comé guisao, ahumao, ripiao, como sea—. 

'Oye mujé vota el bleo

Que zambalambé está amarrao

Ay lo comeremos ahumao

Lo comeremos guisao',

Él tira su animal en el patio, comienza afilar el cuchillo para quitarle la piel y yo voté el bleo. Cuando fue a coger el zambalambé, vamos a ver que no estaba ahí, se escapó porque el patio estaba desportillao (risas).

Desde la grabación de su CD Manuela ha escrito muchas canciones producto de burlas y sátiras que recientemente lanzaron hacia ella. El uso de vestidos coloridos y múltiples accesorios hacen parte de la esencia y personalidad de ‘Mane’, por eso cuando algunas vecinas se rieron de ella por la ropa que llevaba el día de su cumpleaños 85 prefirió ignorarlas. Componer sobre esa cotidianidad, con su público en frente, la convierte en la cronista que los pone a bailar.

'Ese día me puse una bata que acercó con los colores de los globos y cuando salí a la calle escucho a una vecina que estaba en la puerta de la calle decir —¿y qué es eso que va allá? Ahí va un globo, esa es una vejiga que la va a volar el viento. No, eso es un paragua—, una conocida mía que estaba ahí escuchó todo, me lo contó. De ahí saqué ‘Paraguastay’'.

'De que me parezco un globo

Paraguastay paraguastay

Que el viento me va a volá

El paragua es de utilidad

'Tuviste la culpa

Me pusiste sello

Ahora yo que digo

Tú pareces camello'.