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Un estudio sociológico elaborado por expertos suizos concluye que, al contrario de lo que muchos piensan, las aplicaciones de búsqueda de pareja son usadas mayoritariamente por personas que quieren relaciones estables, por lo que no han contribuido a un deterioro de los lazos amorosos en la sociedad.

La investigación, conducida por la Universidad de Ginebra y que se publica este miércoles en la revista científica Plos One, llega a la conclusión de que los usuarios de populares aplicaciones como Tinder, Badoo o Grindr, 'tienen más intención de convivir con sus parejas que aquellos que se conocen en un entorno no digital'.

En el caso de las mujeres, además, existe un mayor deseo de tener hijos en usuarias de estas aplicaciones que en la media general, señala un estudio que se ha elaborado con datos de la Oficina Federal de Estadísticas de Suiza, sondeando a más de 3.200 personas que tienen pareja y la conocieron en la última década.

El estudio también derriba el mito de que las relaciones que nacen de este tipo de aplicaciones son poco duraderas o superficiales, determinando que el nivel de satisfacción de las parejas que se conocen de esta manera es el mismo que con otros métodos.

'Gran parte de los medios defiende que (estas aplicaciones) tienen un impacto negativo en la calidad de las relaciones, porque hacen que la gente sea incapaz de invertir en una sola pareja y a largo plazo, pero por ahora no hay evidencias que lo demuestren', señaló la socióloga Gina Potarca, que encabezó el estudio.

Este admite no obstante que internet está cambiando profundamente la forma en la que se conocen las personas, e indica que las apps sí han cambiado la composición de las parejas, haciéndolas más variadas al prevalecer en ellas la elección por la apariencia física.

En este sentido, la investigación concluye que las aplicaciones contribuyen a unir a más parejas con contextos educativos, sociales y económicos diferentes, y por ejemplo producen un mayor número de parejas en las que la mujer tiene un nivel de educación más alto que el hombre.

También han aumentado las relaciones a más larga distancia, ya que facilitan el contacto entre personas que no viven cerca.

Potarca afirmó que tras un año 2020 en el que estas aplicaciones se han popularizado aún más, debido al distanciamiento físico obligado por la pandemia, 'van a disiparse aún más las alarmas sobre los supuestos efectos a largo plazo de estas herramientas'.

El estudio añade que pese a la popularidad de estas apps para teléfonos móviles, los mayores de 40 años y las personas divorciadas siguen prefiriendo el uso de páginas web de búsqueda de pareja, que en el mundo digital precedieron a las apps de citas.

Las aplicaciones vía móvil adoptaron métodos de las páginas web, pero sustituyeron largos cuestionarios por la mucho más inmediata práctica de rechazar o aceptar fotos, 'extendiendo las citas a través de internet a capas mucho más jóvenes de la población', concluyó Potarca.