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Alejado de la romería de sus seguidores, el séptimo aniversario de la muerte de Diomedes Díaz transcurrió con parcial soledad en su tumba del parque cementerio Jardines del Ecce Homo, en Valledupar.

La mañana del martes las rejas de acceso al campo santo estuvieron limitadas para abrirse, todo por evitar aglomeraciones y así mantener los protocolos de bioseguridad que evitan el contagio de Covid-19.

Muy temprano, con una tenue música que recordaba a ‘El Cacique’ de La Junta, aparecieron sus familiares para dejar un arreglo floral sobre la última morada de ‘El ídolo de las multitudes. Sobre la media mañana el silencio fue espantado por las notas del Mariachi Garibaldi, que apareció en escena para brindar una serenata.

Elver Díaz, hermano de Diomedes, y Joaquín Guillén hicieron presencia, el primero para seguir lamentando la partida del artista y cantar ‘El cóndor herido’, y el segundo para hacer una transmisión por sus redes sociales.

'Fue muy difícil este año, porque estamos acostumbrados que a su tumba venga mucha gente en esta fecha, pero entendemos las medidas de bioseguridad; sin embargo se conectaron ocho mil personas en la transmisión que hice, que duró una hora', dijo Guillén, quien como siempre advirtió Diomedes Díaz: 'ha estado ahí'.