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Como un 'arte empírico' califica su habilidad con las agujas de croché. Ha hilado su vida tejiendo cientos de artículos artesanales que hoy son comercializados en diferentes ciudades. Yamelis Molina, caracterizada por su amor a este arte y por su gran talento, en 2002 fue nombrada como la representante legal de la Asociación Artesanas de Chorrera y su marca Arte & Tejido.         

La artesana plasma sus ideas en sus productos de acuerdo con las tendencias en diseños y la moda. Desde niña aprendió todas las técnicas y prometió mantener vivo ese legado cultural que viene de generación en generación. Con sus manos quiere reflejar esa esencia que identifica a su comunidad, y exaltar los saberes ancestrales.

Molina es madre de cuatro hijos y en el tejido a croché ha encontrado su sustento. Es su único ingreso, pero agradece a este arte que le ha dado para que en su mesa no le falte la comida a su familia.

Su esposo también se dedica de tiempo completo a la artesanía, pero desde la marroquinería. Él hace parte del proyecto, por eso se apoyan en su trabajo. Yamelis lo considera como 'un buen complemento'.

La artesana contó que por la pandemia ella y todo su equipo se vio afectado ante la disminución de las ventas, sin embargo, con el apoyo de la Fundación Gases del Caribe tuvieron la oportunidad de reinventarse, y a través de las plataformas virtuales lograron comercializar estas creaciones.

Desde 2002, 35 mujeres de Chorrera, corregimiento de Juan de Acosta, se aliaron en pro de visibilizar estos trabajos que en su terruño son fuente de empleo para muchas familias. Bajo la supervisión de la Fundación Gases del Caribe y con los resultados efectivos que ha traído la alianza, hoy son 150 personas asociadas que viven de este oficio.

'A mi mamá siempre la vi con una aguja en la mano, tejiendo. Me encantó lo que ella hacía y ahí fue donde aprendí', dijo Nasly Rolong. Junto a ella, dos de sus hermanas se dedican a la artesanía y hacen parte de la misma asociación.

Rolong comentó que siendo este su único ingreso, y que durante el periodo de confinamiento no llegaron casi pedidos, con el poco trabajo que hubo, pudo sostenerse. Actualmente vive con su esposo y es madre de tres hijos. Afirmó que todos la ayudan.

Desde 2004 está afiliada a la Asociación Artesanas de Chorrera, dentro del grupo de marroquinería.