Compartir:

A sus tres años de edad, se dieron cuenta que su cuerpo no crecería más, pero que el inmenso corazón que tiene, lo llevaría a adaptarse a una sociedad que, quizás, no está preparada para entender que todos, en medio de la diversidad, somos especiales. Hoy, Edward Niño Hernández, tiene una particularidad que lo hace único y es haberse convertido en el hombre más pequeño del mundo.

El bogotano de 34 años, con 72 cm de altura y 10 kilos de peso, se siente y vive como si aún fuera un niño, pero con metas y propósitos de un adulto de su edad. Quiere trabajar, quiere ser reconocido también, por sus dibujos y lo que es capaz de hacer en medio de su condición especial.

'Yo soy un artista, me gusta el arte de pintar, dibujar cuadros. Lo que más me gusta son los paisajes y los bosques. Ahora mismo pinto y me gustaría ser reconocido por eso. Al mismo tiempo, me gusta mucho interactuar en las redes sociales', expresó a este medio de comunicación.

Edward, es el mayor de cinco hermanos, con quienes reside en compañía de su mamá que ha vivido en función de él desde que nació y quien ha pedido en numerosas ocasiones ayuda al Estado por la condición de él y de otro de sus hermanos, quien también padece de una discapacidad similar. Hipotiroidismo crónico severo es lo que impidió el crecimiento de Niño Hernández, una enfermedad que da a uno de mil niños - según su madre-  y el colombiano fue uno de esos.

Este año, obtuvo por segunda vez el reconocimiento del hombre más pequeño del mundo por los Guiness Record, la primera vez fue en 2011 y posterior a eso, Edward tuvo un encuentro con el entonces presidente Juan Manuel Santos, quien le prometió ayudar a mejorar su calidad de vida, brindándole ayuda con la educación, salud y una casa, pero nunca recibió nada.

Promesas que así como a él, muchas personas en Colombia han recibido pero que al final solo han quedado en palabras. La vida del hombre más pequeño del mundo no ha sido fácil, su educación escolar llegó hasta segundo de bachillerato por dificultades con compañeros y la poca aceptación por parte de niños, quienes no comprendían su condición y se burlaban de él, además, las instalaciones del lugar no eran aptas y podría peligrar su salud mental y física.

Actualmente, Edward necesita de la compañía de su familia para poder desenvolverse de mejor forma en su casa.

'Yo me levanto temprano en la mañana, como la gente normal, me cepillo los dientes, me baño, me visto y me hacen el desayuno. Mi mamá me ayuda en todo. También me gusta mucho hacer ejercicio, hago pesas, flexiones de pecho y todo lo hago según mi medida', afirmó.

También, comentó que su dependencia de alguien es permanente, más aún cuando sale a la calle: 'Yo salgo acompañado, solo no puedo. A la tienda si voy solo (risas)'.

Aunque la vida del bogotano ha sido particular y muy diferente a la de una persona que no padece de ninguna discapacidad, el amor también ha tocado a su puerta y ha llegado a enamorarse.

'Sí yo me he enamorado, tuve una novia pero eso ya pasó. Me enamoré como a los 17 años, fue como un amor de niños. Eso fue en el pasado y lo que pasó, pasó… ahora solo pienso en querer trabajar', dijo.