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No hay duda que la época en la que vivimos es la más conectada en la historia. Es decir, la globalización ha hecho que podamos establecer conexión con personas del otro lado del mundo e incluso hasta entablar una relación.

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Pero, paragógicamente, también es el momento en que más desconexión existe. Niños, adolescentes y adultos están constantemente sumergidos en el mundo virtual, perdiendo el contacto con el llamado mundo real. Esto está afectando las amistades, los vínculos familiares y muchas otras cosas más.

La adicción a las pantallas se está manifestando ya de manera alarmante en las personas, principalmente en los adolescentes. Las Redes sociales, los contenidos en línea y videojuegos están modificando la forma de vivir de las personas, cambiando hábitos, relaciones y hasta la percepción que los jóvenes tienen de sí mismos.

Por eso ha surgido el término ‘pantallismo’, que no es más que la adicción a las pantallas, de los dispositivos digitales, altamente relacionado al uso excesivo de redes sociales y videojuegos en línea.

Los expertos aseguran que tratar el pantallismo es incluso tan complejo como tratar adicciones a sustancias o trastornos alimenticios, aunque la recuperación es posible. Algunos de ellos coinciden que una de las claves es no prohibir el uso de los dispositivos, sino regular su uso.

El Cirujano General Dr. Vivek Murthy, es uno de los que ha estado al frente de la situación. Este año propuso que se pongan etiquetas de advertencias en las plataformas de redes sociales, para alertar sobre posibles daños en la salud mental en adolescentes.

“La crisis de salud mental entre los jóvenes es una emergencia, y las redes sociales se han convertido en un importante contribuyente”, mencionó en su momento en un ensayo publicado en el New York Times.

“Los adolescentes que pasan más de tres horas al día en las redes sociales se enfrentan al doble de riesgo de síntomas de ansiedad y depresión. Además, casi la mitad de los adolescentes dicen que las redes sociales los hacen sentir peor con sus cuerpos”, agregó.

Infoabe consultó a varios expertos, quienes explicaron las consecuencias graves del pantallismo.

La profesora Rosario J. Marrero Quevedo, quien es especialista en Psicología y directora académica del Máster en Psicología General Sanitaria de la Unversidad de la Laguna, Tenerife, España, realizó un estudio de meta-análisis sobre los efectos en el control cognitivo de la adicción a internet y al teléfono móvil.

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Dijo en Infoabe que “encontró que había un deterioro en el procesamiento de la recompensa (concretamente, en áreas cerebrales como el córtex cingulado anterior, la ínsula y la amígdala). La amígdala es el principal centro de control emocional. Sus conexiones no sólo producen una respuesta emocional, sino que también intervienen en la inhibición cognitiva. Además, la ínsula permite la integración de la emoción y la cognición, por tanto, las anomalías en esta región pueden provocar un deterioro de la autoconciencia y de la regulación de las emociones”.

“En adolescentes con adicción a internet se ha encontrado -describió la investigadora- una mayor sensibilidad ante las opciones de ganar mientras que disminuye la sensibilidad a la pérdida, de ahí que continúen abusando de los dispositivos tecnológicos a pesar de las consecuencias negativas”, cita el medio.

Explicó la experta que el uso excesivo de dispositivos tecnológicos genera problemas atencionales y emocionales, que incluyen baja tolerancia a la frustración, déficit en la capacidad atencional, escasa disciplina, y deterioro en habilidades como la caligrafía, ortografía y comprensión de textos, según cita Infoabe.

Otro experto que se refirió al tema fue Pepe Menéndez, experto español en innovación pedagógica quien participó del reconocido proyecto Horizonte 2020.

pEXELSEl uso excesivo de dispositivos tecnológicos genera problemas atencionales y emocionales, que incluyen baja tolerancia a la frustración, déficit en la capacidad atencional, escasa disciplina, y deterioro en habilidades como la caligrafía, ortografía y comprensión de textos.

“El uso (excesivo) de móviles es solo la punta del iceberg; no renunciemos a acompañar a los jóvenes, porque en definitiva lo que hace el dispositivo es sustituir la soledad”, dijo. El español es defensor de que “la prohibición resuelve lo urgente, pero no el problema a largo plazo”.

Por otro lado, en cuanto a la regulación del uso de los dispositivos, Gabriel Ianni, presidente y docente de Asociación de Escuela de Clínica Psicoanalítica con Niños y Adolescentes de Madrid, dijo a Infoabe que “todos conocemos los indiscutibles aportes de las nuevas tecnologías en todos los ámbitos; sin duda el ámbito educativo ha sido uno de los más beneficiados, y en los últimos años asistimos cambios extraordinarios y muy rápidos. He sido el primer Psicoanalista de mi entorno en incorporar una tableta en la caja de juegos a disposición de niños y adolescentes en mi consulta, allá por el año 2013, y realmente si sabemos gestionarla, se convierte en una herramienta muy útil para potenciar la exploración del mundo interno del paciente.”

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Recomienda “evitar reemplazar la sana interacción con sus hijos por horas de pantalla y establecer límites claros en los tiempos de usos de pantallas, así como decretar de forma clara los lugares, espacios o momentos del día en que su uso esté prohibido. Fomentar la interacción presencial con amigos y familiares, fomentar la lectura de libros en papel impreso; fomentar el deporte, sobre todo al aire libre, así como las formas de juego que no requieran la utilización de pantallas”.

Cada vez será más importante saber cómo usar y entender lo positivo y lo negativo de los dispositivos digitales. Seguramente habrá regulaciones, como en Australia, donde ya aprobaron regular el uso de redes sociales en menores de edad, pero será esencial descubrir el balance perfecto para que afecte de forma positiva en la sociedad.