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'No llevar otro propósito que el bien y la salud de los enfermos', esa ha sido la consigna que ha cobrado mucha más fuerza en medio de la pandemia por covid-19 que ha acabado con la vida de más de 2.1 millones de personas en el mundo y que ha puesto al personal de salud a trabajar con todas sus fuerzas sin importar que ellos mismos, por estar en primera línea, se contagien por la impredecible enfermedad y en algunos casos hasta pierdan la vida.

En Colombia, según el Instituto Nacional de Salud, se han contagiado 34.673 miembros del personal de la salud y han muerto 185. Médicos, auxiliares de enfermería, técnicos en farmacia, administrativos, personal de enfermería, entre otros, han sucumbido ante el SARS-CoV-2.

Atender diariamente a pacientes en estado crítico los convierte en un blanco fácil para el virus y la presión por intentar salvar vidas, y en muchas ocasiones no poder hacerlo genera una carga emocional enorme en los técnicos y profesionales, a eso se suma el hecho de ver que muchas personas hacen caso omiso a las recomendaciones de bioseguridad, lo que en adelante conlleva a un aumento de contagios, ocupación de unidades de cuidados intensivos y fallecimientos.

Juan Camilo Ariza es médico especialista en urgencias y cuidados intensivos y ha estado, como él mismo dice, desde el minuto cero de la pandemia en el país.

Ariza organizó y armó el grupo covid-19 en Soledad y conoce de primera mano el impacto de esta enfermedad en el organismo.

Reconoce que para el personal médico esta batalla ha sido muy dura, pues además de tener que lidiar con la complejidad del virus les ha tocado la difícil tarea de hacerle entender a la gente que esto no se trata de un juego y que en cualquier descuido se pueden contagiar.

'Nos decepciona el comportamiento de la gente, muchos creen que esto se trata de un juego', afirma.