El veganismo es definido por sus escuderos como una postura ética. Su objetivo principal, según ellos, no es promover un estilo de vida saludable, sino un activismo práctico en el que evitan a toda costa adquirir o consumir productos y servicios de origen animal.
Este domingo, cuando se conmemora el Día Mundial del Veganismo, EL HERALDO recoge los testimonios de personas en Barranquilla que han decidido implementar esta postura en su vida y a su vez inculcarla en quienes los rodean.
Unidos por convicción. Angélica Henríquez y Rubén Escorcia se conocieron en un gimnasio. Entre ellos hubo lo que describen como química, ya que desde el primer momento que se vieron sus 'vibras' se manifestaron en 'la misma frecuencia'.
A medida que pasaban los días y que se iban conociendo más a fondo se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común, entre ellas que ninguno de los dos consumía carne pues eran vegetarianos.
Con su noviazgo se dio la transición rotunda del vegetarianismo al veganismo. No lo hicieron precisamente porque esto significara que iban a llevar un estilo de vida más saludable, lo hicieron, según ellos, porque sus convicciones quedaron más arraigadas en velar por el bienestar de los animales.
'Ser vegano es un tema de ética. A veces las personas creen que el veganismo es por salud y esto no es así. Esta es una postura en la que se opta por respetar la vida de todos los seres vivientes', expresa Escorcia.