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La contaminación del aire provocada por las partículas finas podría estar vinculada con un semen de menor calidad, sugiere un estudio publicado este miércoles en la revista especializada Occupational & Environmental Medicine.

Los efectos de la polución en la forma de los espermatozoides observados en este estudio, llevado a cabo con cerca de 6.500 hombres de entre 15 y 49 años en Taiwán, son limitados.

Pero 'teniendo en cuenta la omnipresencia de la exposición a la contaminación del aire, un efecto reducido de las partículas finas (PM2.5) en la morfología (tamaño y forma) normal de los espermatozoides podría provocar la infertilidad en un importante número de parejas', consideran los científicos chinos que hicieron el estudio.

Los hombres participaron todos en un programa de examen médico estándar entre 2001 y 2014, durante el cual se estudió la calidad de su semen (número total de espermatozoides, forma/tamaño, movimiento).

Las concentraciones de PM2.5 en la dirección de cada participante se analizaron durante un periodo de tres meses, el tiempo necesario para generar el esperma, y también sobre una media de dos años, utilizando un método matemático combinado con datos por satélite de la Nasa.

Cada aumento de 5 microgramos de partículas finas por metro cúbico de aire (μg/m3) en periodo medio de dos años resultó vinculada a una caída significativa del 1,29% de la morfología normal de los espermatozoides, según el estudio.

Paradójicamente, los investigadores también observaron una correlación entre el aumento de la concentración de los espermatozoides y el alza del nivel de partículas finas. Según ellos, podría tratarse de un fenómeno de compensación de la degradación de la forma de los espermatozoides.

Una explicación que no tiene base científica, criticó Sheena Lewis, profesora emérita de medicina reproductiva en la Queen's University de Belfast.

El estudio basado en la observación no establece 'ningún vínculo de causa y efecto' entre la polución y las modificaciones del semen registradas, aseguró por su parte el profesor Kevin McConway, estadístico de la Open Universidad en Reino Unido.

Los autores del estudio consideraron, estadísticamente, varios factores como la edad, la educación, el índice de masa corporal (que mide el sobrepeso), el tabaquismo o el consumo de alcohol, que pueden influenciar los resultados.

Pero, según argumentó el profesor McConway, los investigadores 'ignoraban donde trabajaban esos hombres' y sólo tenían 'informaciones limitadas' sobre su exposición a posibles efectos nocivos en el trabajo, 'así que no pudieron tomarlo todo en cuenta'.

El profesor Allan Pacey, experto británico en andrología, señaló que la evaluación del tamaño y de la forma de los espermatozoides (morfología) es una de las pruebas más difíciles de realizar' y puede, por tanto, ser menos precisa.

Además ese criterio no es tan clínicamente pertinente como se pensaba, según 'numerosos médicos y científicos', apuntó Pacey en un comentario para el Science Media Centre de Londres.