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Fue un amor fugaz. Las presentaciones digitales y las casas de moda —por lo menos la mayoría— han roto una relación que parecía idílica y sostenida, pero como ya vemos, solo fue producto de una recursividad forzada por la crisis sanitaria.

Hace un año, debido a las restricciones producidas por la pandemia, la Semana de la Moda de Alta Costura, cúspide del diseño, tuvo que migrar todas sus presentaciones a la atmósfera digital, en la que las firmas se las tuvieron que ingeniar para mostrar sus creaciones mediante filmes que llegaban a todo el mundo.

Hoy, un año después, el formato tradicional ha vuelto a ser el elegido por una gran porción de las firmas participantes, de la A (Armani Privé) a la Z (Zuhair Murad). Parece que la alta costura necesita de las sensaciones que produce el espectáculo en persona, así que fue bonito mientras duró.

A pesar de esto, algunas como Schiaparelli y Giambattista Valli siguen optando por el formato 2.0. Y es que no es un dato menor, puesto que, según Forbes, en promedio, un desfile de moda de 10 a 15 minutos puede estar costando entre $200.000 y más de $1 millón de dólares. 

De cualquier forma, presencial o digital, los creativos han mostrado lo mejor de sí en estas colecciones que terminan siendo un derroche de ingenio y suspiros. Hacemos un repaso por algunas de ellas.