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Sin lugar a dudas los relojes se han convertido en una parte esencial en nuestra cotidianidad, no solo como pieza utilitaria que nos permite ubicarnos en el tiempo durante el día, sino que a su vez simboliza la autenticidad estilística de quien lo porta, puesto que cada uno de sus estilos y variaciones lleva su sello personal.

Lo cierto es que esta prenda, que abraza nuestra muñeca a diario, ha experimentado una evolución vertiginosa. Hasta hace no mucho pensábamos en los relojes inteligentes como elementos inimaginables que veíamos solo en las películas y en caricaturas futuristas que mostraban a espías llamando y recibiendo mensajes a través de ellos, cosa que más tarde se convirtió en una realidad para las personas del común.

El primer acercamiento a lo que hoy conocemos como reloj inteligente no vio la luz sino hasta 2013 con la creación y comercialización del Pebble Original, un reloj que podía conectarse a los teléfonos con sistemas operativos Android y iOS. Fue tanta la emoción que solo bastaron cinco días después del lanzamiento para que se agotaran todas sus existencias.

De allí en adelante todo ha sido avance tras avance. Muchos fabricantes empezaron a lanzar sus versiones ese mismo año y luego, como si se tratara de una avalancha, una cantidad de desarrolladores harían lo mismo.

A la fecha se encuentran en una amplia variedad de precios y con funciones que hace una década eran impensables, que van desde contestar una llamada o un mensaje de WhatsApp hasta medir con exactitud tu actividad física durante el día o reproducir tu canción favorita en Spotify.

Pero pese a todo lo anterior, hay quienes siguen prefiriendo la relojería clásica, que, aunque no lo creas, también ha tenido grandes innovaciones en diseño, construcción y tecnología, que apuestan por las prácticas responsables y sostenibles.

La firma francesa Cartier, por ejemplo, implementó en uno de sus modelos insignias una tecnología que hace que el reloj funcione con energía solar y reemplazó la correa por una elaborada en un 40 % de material vegetal, producido a partir de residuos de manzanas cultivadas para la industria alimentaria en Suiza, Alemania e Italia.

En conclusión, ya sean dispositivos digitales o análogos, clásicos o modernos, los relojes son una pieza diversa e infalible que, aunque pequeña, hace parte de la identidad de su portador y que, además, seguirá transformándose sin importar su forma o diseño. A continuación te sugerimos seis estilos con diferentes funcionalidades para aquellos amantes de estas prendas.