Su mamá, su esposa, sus tres hermanas, sus cuñados, sus sobrinos, amigos, vecinos, sus trabajadores y la ciudadanía sincelejana y sucreña le dio el último adiós y acompañó hasta su última morada al joven ganadero y empresario Esteban Rafael Urueta González.
En medio de conmovedoras escenas de dolor y de mucho llanto se cumplieron en esta tarde del martes 17 de septiembre las exequias de Urueta González quien fue asesinado hace una semana junto a sus trabajadores Fredy Manuel Beleño Acosta y Gerardo de los Santos Marzola Coronado en el corregimiento Carolina jurisdicción del municipio de Chimá, en Córdoba.
La eucaristía para despedir al ganadero Esteban Rafael, que además era padre de dos niños de 6 y 2 años respectivamente, la presidió el obispo de la Diócesis de Sincelejo, monseñor José Clavijo Méndez, quien se solidarizó con la familia que ahora afronta un dolor con características de crueldad por la forma en la que este y sus otros dos compañeros, amigos y trabajadores perdieron la vida.
A los tres, de acuerdo con un reporte de la Policía Nacional, los hallaron el viernes 13 de septiembre enterrados en una fosa en un predio en Carolina.
De los tres cuerpos, que inicialmente fueron llevados para plena identificación a la sede de Medicina Legal en la ciudad de Medellín, solo entregaron los de Esteban Urueta y Gerardo Marzola, este último fue llevado a su natal Pueblo Nuevo, en Córdoba; mientras que el cadáver de Fredy Beleño aún no ha sido entregado y así se lo confirmó a EL HERALDO su hijo Carlos Andrés, quien también estuvo esta tarde de martes en las exequias de su amigo y patrón de su papá Esteban Urueta.
Uno de los cuñados del joven ganadero y empresario decidió despedirse de él públicamente en la Catedral San Francisco de Asís. En medio de lágrimas y con su voz entrecortada el familiar leyó lo que el domingo en la noche escribió para su ‘Parce’, como por cariño lo llamaba aunque para el resto de la sociedad fuera ‘Tito’, Esteban o el patrón.
“Parce, mi Parce. Un cuñado y compadre. Tito. El amigo y hermano que la vida me dio y que yo me lo gocé y aprendí a querer. Era un gran todo, un gran amigo, un gran socio. Era un manual para ser buena gente”, fueron algunas de las palabras con las que describieron a Esteban en medio de su dolorosa despedida.