En la medida en que se acerca el día de elegir al sucesor de Gustavo Petro también se empieza a despejar el panorama electoral, en lo que tiene que ver con los candidatos o candidatas con verdaderas opciones de llegar a la Casa de Nariño el 7 de agosto del próximo año. De la mazorca actual –con más de 100 aspirantes– solo unos pocos tendrán opciones reales de participar en mayo del 2026.
La más reciente encuesta de Invamer, para Noticias Caracol y Blu Radio, muestra que son tres los candidatos que podrían competir por la Presidencia en la primera vuelta el próximo año. Son ellos: Iván Cepeda, Abelardo De la Espriella y Sergio Fajardo. En ese orden.
Es decir, si las elecciones presidenciales fueran hoy, el escenario real y objetivo indica que a segunda vuelta pasarían Cepeda y Abelardo. Así lo muestra la fotografía de la campaña electoral. Mañana –con nuevas encuestas y posibles alianzas– miraremos si la fotografía permanece o sufre modificaciones.
De manera que otros escenarios electorales de una probable segunda vuelta –con protagonistas distintos a Cepeda y Abelardo– no pasan de ser simple futurología o capricho. El escenario Cepeda contra Fajardo en segunda vuelta, como insisten en mostrarlo algunos medios, no existe hoy. Así que pronosticar que en una segunda vuelta solo Fajardo podría derrotar a Cepeda es mera ilusión, porque quien pasaría a segunda vuelta hoy es Abelardo De la Espriella.
Así las cosas, la pregunta objetiva sería la siguiente: ¿quién podrá seducir o persuadir al centro político electoral, en una segunda vuelta presidencial, entre Cepeda y Abelardo? Sergio Fajardo –candidato del centro y tercero en las encuestas– ha declarado en mil entrevistas y de mil maneras que no apoyará a Abelardo. Si ello es así, vale la pena preguntarse: ¿apoyaría a Cepeda? La respuesta es sí: lo haría por acción o por omisión. Por acción: al ser tan categórico y vehemente al descartar a Abelardo, deja abierta la posibilidad de estar con Cepeda, “candidato continuista de Petro”, en una segunda vuelta. Llama la atención que la contundencia que tiene Fajardo para descartar a Abelardo no la tiene para descartar a Cepeda. Y el respaldo de Fajardo a Cepeda por omisión consistiría –como lo hizo la vez pasada– en irse a ver ballenas al Chocó, como pasó en el 2022.
Esa decisión –obviamente– favorece a Cepeda, quien cuenta con el respaldo de toda la maquinaria oficialista, con el mismísimo Petro a la cabeza. Todos los ministerios, superintendencias y entidades oficiales al servicio de Cepeda constituyen –sin duda– una poderosa herramienta electoral. Mucho más si vemos cómo la Procuraduría decidió hacerse la sorda, ciega y muda con la abierta participación en política tanto de Petro como de su gabinete y la inmensa mayoría de sus funcionarios.
Ante esta circunstancia, la única carta que podría jugarse Abelardo –quien ha dicho que no participará en la consulta de la centroderecha de marzo próximo– es ganar en primera vuelta. ¿Podría lograrlo? Inscribir su candidatura presidencial con 5.000.000 de firmas es un innegable “hecho político”. Mal hacen sus detractores en desconocerlo. Ahora bien, un “hecho político” no es –necesariamente– un “mandato electoral”, como cree el propio Abelardo. Para que sea un “mandato electoral”, ‘El Tigre’ necesita que esas 5 millones de firmas se traduzcan en votos. Y si de lo que se trata es de ganar en primera vuelta, la ecuación “una firma, un voto” no es suficiente. Abelardo requiere que cada firma se traduzca en tres votos. Ese es el reto.
Comparar las firmas de Abelardo 2025 con las de Germán Vargas Lleras en el 2018 no es acertado, por la sencilla razón de que en aquella oportunidad Vargas Lleras tenía la maquinaria oficial a su servicio, mientras que ahora Abelardo está pedaleando solo.
A propósito de Vargas Lleras, al no participar en las elecciones de marzo para el Congreso, deja abierta la posibilidad de hacerlo en las presidenciales de mayo, no necesariamente como candidato. Su experiencia y manejo del “asunto electoral” se requiere –más que nunca– en esta oportunidad, cuando el único propósito de quienes se oponen a Petro es derrotarlo. Para una campaña, como la de Abelardo, su participación sería fundamental. Veamos, ¿cómo va la pelea Cepeda contra Abelardo hoy y cómo podría cambiar en el futuro?.
- Desde Abelardo hasta Fajardo. ¿Es posible?
La propuesta inteligente, pragmática y bien intencionada del expresidente Álvaro Uribe de crear una gran coalición “desde Abelardo hasta Fajardo”, para derrotar al candidato de Petro, es cada día más lejana. Lástima. La razón para ello es que Fajardo –tercero en la encuesta de Invamer– ha dicho una y mil veces que jamás con Abelardo. En eso ha sido contundente. Abelardo –por su parte– propuso una o varias encuestas con todos los aspirantes “antipetristas” para definir un ganador antes de diciembre. Pero la propuesta no caló. No tuvo buen recibo. Ahora con 5.000.000 de firmas en la mochila, Abelardo sostiene que no puede “traicionar” a sus potenciales electores. Es decir, está dispuesto a llevar su candidatura hasta la primera vuelta de mayo, con la firme intención de ganar. De manera que juntar para la foto –y para las urnas– a Fajardo con Abelardo –como quiere Uribe– parece cada día más lejano. Ello favorece a Cepeda, candidato de Petro, quien –contra todos los pronósticos– aparece puntero en las encuestas. Si los opositores a Petro no se unen, el triunfo del candidato petrista es cada día más probable.
- La fórmula ganadora de Abelardo: 3x1
Ante la resistencia no solo de Fajardo, sino de un grupo considerable de precandidatos y precandidatas “amigos” –antipetristas todos–,la carta que podría jugarse Abelardo es la de tratar de ganar en primera vuelta, como hizo Álvaro Uribe en sus dos campañas presidenciales. A diferencia de Uribe, que venía de la clase política liberal, Abelardo es un “outsider” de la política. Carece de trayectoria en ese sentido, pues su desempeño profesional ha sido como exitoso abogado y empresario. Eso es bueno y es malo. Por eso –para ganar en primera vuelta– requiere del apoyo de la caballería y la artillería electoral. Es decir, necesita también de pesos pesados, con trayectoria y experiencia. ¿La razón? Para ganar en primera vuelta, las 5.000.000 de firmas no son suficientes. Es necesario meterse al barro a buscar los votos, uno por uno. Hay que pasar de las redes sociales a la calle, al barrio, a las veredas. Y ello es así porque –para ganar en primera vuelta– Abelardo debe traducir cada firma en tres votos. Necesita de un 3x1. Es decir, cada firmante debe persuadir y convencer a dos votantes. Pero para movilizar esa cantidad de electores, la sola voluntad del candidato y sus seguidores no es suficiente. Los votos del centro –por ejemplo– no “van a llegar”, hay que salir a buscarlos y arrebatárselos a quienes también están contando con ellos, como sucede con Fajardo y el propio Cepeda.
- El gran reto: ¿cómo seducir al centro?
Para poder ganar en el 2022, Petro debió ponerse el traje de “candidato moderado”. Sus experiencias presidenciales anteriores lo convencieron de que ser un candidato de “extrema” es comprar un tiquete seguro al fracaso. Ahí fue cuando le abrió las puertas a Benedetti y Roy Barreras, entre otros. La situación es igual para quien aspire a ser el candidato de la “derecha”. Si bien el discurso puede resultar atractivo, la realidad política indica que los “votos ganadores” están en el centro. Por eso es tan apetecido. ¿Hasta dónde pueden moverse Abelardo y Cepeda, sin “traicionar” las bases? La versión “edulcorada” de Cepeda –mostrado menos radical, inclusive que Petro– gusta mucho en círculos bogotanos y así lo están vendiendo. Saben bien que un Cepeda en la extrema izquierda es una fórmula perdedora. En el caso de Abelardo, es evidente que sus posturas radicales seducen a un amplio sector de la derecha, que sueña con demoler a sus enemigos, pero no le alcanza para ganar, mucho menos en primera vuelta, como es su pretensión. Para alcanzar ese triunfo hay que tener claro que existen votantes del centro a los que ni Petro ni Cepeda les causan repulsión. Encontrarán cualquier excusa para justificar su voto: “Yo no voto por Petro, voto por Francia”. ¿Se acuerdan? ¿Qué debe hacer Abelardo? ¿Los seduce o se olvida de ellos?.
- ¿Cómo se explica el despiadado “fuego amigo” contra Abelardo?
Aunque resulte tan increíble como paradójico, Abelardo De la Espriella –segundo en las encuestas– está recibiendo más palo de sus supuestos aliados que de sus contradictores políticos. Mejor dicho: hoy por hoy quienes quieren acabarlo son sus “amigos” y no sus “enemigos”. Desde Vicky Dávila hasta Mauricio Cárdenas, pasando por Juan Manuel Galán y Juan Daniel Oviedo, entre otros, decidieron dispararle munición gruesa, aunque las posibilidades de triunfo de todos y cada uno de ellos son cada día más lejanas. Resulta curioso que ni a Cepeda lo han atacado con tanta saña como hacen con Abelardo. Con esos “amigos”, ¿para qué “enemigos”? En algunos casos es inocultable la falsa “superioridad moral” y hasta el tufillo clasista que hay detrás de los ataques. Llamarlo “costeño fantoche” es uno de ellos. El único precandidato que hasta el momento se bajó del caballo de la aspiración presidencial para sumarse a las filas de ‘El Tigre’ es el senador y precandidato liberal Mauricio Gómez Amín. Los demás están felices echándole agua sucia. El problema en política es que uno no puede abrir heridas que después no pueda cerrar. Las ofensas de hoy –para tratar de posicionar una candidatura agonizante– resultan costosas mañana. Los agravios en política se cobran. No quedan impunes.
@leydelmontes



















