El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, da un paso fuera del gabinete, pero no por el caótico consejo de ministros televisado y el aterrizaje forzoso de Armando Benedetti como nuevo jefe de gabinete o despacho, sino con miras a su campaña electoral, que tendría, aunque él mismo lo niegue, viento a favor del santísimo y del petrismo menos duro.
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El saliente jefe de la cartera política, que deja encargado a su viceministro Gustavo García, se despide en claroscuro de un Congreso que les dijo no sobre todo a algunas de las leyes económicas como el Presupuesto 2025 y la ley de financiamiento, así como a la reforma política, pero que al mismo tiempo no le bloqueó iniciativas a la Casa de Nariño en las que hubo mayor consenso entre ambas ramas: la reforma al SGP y la ley ordinaria de la jurisdicción agraria, y con mayor cautela avanzan en medio de uno que otro traspiés la reforma laboral y la reforma a la salud.
Así mismo, las elecciones en el Congreso del año pasado trajeron un empate con sabor agridulce para el Ejecutivo: la del procurador Gregorio Eljach, ternado por el presidente Gustavo Petro, ex secretario del Senado durante varios años, y quien competía con Germán Varón y Luis Felipe Henao, cercanos a la oposición de Cambio Radical. También en la Corte Constitucional ‘puso’ al magistrado Miguel Polo, considerado más moderado que Claudia Dangond y Jairo Tobar, todos ternados por las cortes. Y como defensora del pueblo fue elegida Iris Marín, ternada por el Ejecutivo.
No obstante, Cristo, quien llegó planteando un nuevo envión del acuerdo nacional, suscrito esta vez en un documento formal y reuniéndose con todas las bancadas, terminó peleando con las plenarias del Senado por la reforma política y de la Cámara por la reforma a la salud.
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En la antesala de su renuncia esta semana, Cristo publicó una serie de mensajes en sus redes sociales.
“Quiero hacer un llamado a la gente del Gobierno, pero también a los sectores de oposición y empresariales, a que hagamos un alto en el camino antes de entrar en el frenesí de la campaña electoral del 2026. Si estamos en estas ahora, imagínense lo que falta. Por eso creo que hay cuatro temas sobre los que deberíamos sentarnos a conversar para enfrentar juntos esos desafíos: Debemos ponernos de acuerdo en unos mínimos en la relación con los Estados Unidos, porque eso nos interesa a todos y es de interés estratégico para el país. No puede ser una política del gobierno Petro ni de la oposición, debemos actuar con sensatez. Otro propósito del Acuerdo Nacional debe ser enfrentar al ELN. Por estar cuestionando al Gobierno —lo cual es parte natural de la oposición—, no se ha dimensionado que lo ocurrido en el Catatumbo es quizás el mayor desafío en mucho tiempo”.
Y agregó: Debemos buscar un acuerdo eficaz en torno a la #LeyDeCompetencias. Ya se aprobó el cambio al SGP y en eso hay que involucrar a toda la sociedad colombiana. Más allá del año y medio que le queda a este gobierno, este es el tema más importante para el futuro del país: el rediseño del Estado para enfrentar los grandes desafíos en los territorios, que son el origen de una violencia cíclica. El cuarto punto en el que debemos estar de acuerdo son las elecciones del 2026. ¿Cómo garantizamos entre todos unos comicios tranquilos, seguros y con respeto por las reglas democráticas? Ya estamos avanzando en eso: realizamos la primera Comisión Nacional de Garantías Electorales y trabajamos conjuntamente con la Registraduría. Esto es clave desde el punto de vista institucional”.
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Cristo, quien asumió como jefe de la cartera política en julio del 2024 y presentó el pasado lunes su carta de renuncia irrevocable, pudo ganar la confianza de los sectores tradicionales, como los liberales y de La U, alejados entonces del Ejecutivo, e incluso puso de acuerdo a Cambio Radical para la reforma a la justicia.
Para este año, según el mismo Gobierno, lo que ocupará su atención son tres proyectos esenciales: reforma de la salud, que tiene que continuar su discusión en la plenaria de la Cámara; reforma laboral, que se presentó ponencia en la Comisión Séptima del Senado; y la jurisdicción agraria, que tiene mensaje de urgencia, que fue aprobada por un amplio consenso en las comisiones primeras de Senado y Cámara.
Y es que a pesar de que la mayoría de las iniciativas caducan en junio de 2026, menos la laboral, que debe aprobarse antes de junio de este año, la Casa de Nariño sabe que este año es particular para el Legislativo por los temas electorales y puede que no caminen los proyectos con la velocidad que lo quiere el Gobierno.
Pero también tendrán los reflectores sobre sí articulados como la reforma a la justicia, a la que le restan dos debates en la Cámara de Representantes, y tiene el impulso de las cortes y la Fiscalía y además tiene consenso en el Capitolio; y el proyecto del transfuguismo, al que le faltan otros cuatro difíciles debates en Senado y Cámara.
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Y se habla también de una nueva tributaria para intentar compensar los $12 billones que fueron aplazados en el Presupuesto 2025.
Pero el gran reto será la polémica reforma a la salud en el Senado, y particularmente en su tercer debate en la Comisión Séptima del Senado, que ya hundió la anterior reforma. Sobre esta nueva, Cristo venía adelantando acercamientos con los sectores cristianos de esa célula legislativa y también serían bisagras votos liberales y de La U.
Así mismo, la oposición va a intentar dilatar el debate de la laboral para que se hunda en este semestre. Aunque, por otro lado, parece haber buen ambiente para la discusión de la ley de jurisdicción agraria y la reforma de justicia.
Sin embargo, el Ejecutivo va a adolecer de la experiencia de Cristo, en medio de un año preelectoral y con el golpe en la opinión pública que dejan la crisis en el gabinete, los roces con Estados Unidos y la problemática humanitaria y de violencia en el Catatumbo.