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Jueves 31 de octubre en el Centro de Convenciones Julio César Turbay Ayala, en Cartagena. El reloj marcaba poco más de las cinco de la tarde y ya más de uno estaba pasando un susto en la novena gran asamblea del segundo partido más antiguo del país.

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En el centro, debajo de todos los reflectores, el expresidente César Gaviria, rodeado de sus más fieles alfiles del partido Liberal, entre ellos el senador barranquillero Mauricio Gómez, observaba estoico como una facción del trapo rojo escupía bocanadas de insultos contra su dirección.

Lo tildaron de corrupto, de estar ligado al hampa y de bloquear las voces dentro de la colectividad que exigían cambios en las políticas del movimiento.

El representante Juan Carlos Losada, Luis Fernando Velasco, exministro del Interior del Gobierno de Gustavo Petro, y el senador Alejandro Chacón, que históricamente ha sido cercano al gavirismo, comandaban la disidencia. Denunciaron fraude y falta de democracia antes, durante, y después de que se realizara la elección de la nueva dirección.

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Los ánimos caldeados, que se alimentaron desde bien temprano por confrontaciones entre convencionistas a la entrada del evento, terminaron de hacer ebullición cuando Gloria Gaitán, la hija del caudillo Jorge Eliécer Gaitán, que lideraba la plancha a una dirección colegiada, no pudo hablar por las tensiones presentes.

Había gritos por aquí, insultos por allá. Manotazo y mamola. Estridencia y vulgaridad.

Por su parte, Jaime Jaramillo, el secretario general del partido rojo, tomaba el micrófono y –anticipándose a una pelea cantada– solicitó el llamado de miembros de la Policía Nacional para que cercaran la tarima del evento. Juan Diego Alvira, el reconocido presentador de televisión, ya había tirado la toalla. El control se había perdido hace mucho. Y, como él lo dijo, no iba a ser policía de nadie.

Sin embargo, a pesar de las tensiones y los enfrentamientos físicos, no hubo sorpresas en los resultados de las elecciones liberales. César Gaviria, que ha estado al frente de la dirección única de los cachiporros por dos décadas, se hizo con 582 de los 750 votos de los delegados de diferentes regiones del país.

Luis Fernando Velasco, la ficha del Gobierno Petro en la interna roja, tan solo obtuvo 11 vistos buenos; Chacón, el líder de una candidatura colegiada, se quedó con 24. Entonces, por los altavoces del auditorio, luego de varios himnos, se escuchó: “¡Llegó el poder!, ¡Rojo!”, una de las líneas de un vallenato de Silvestre Dangond que terminaba de humillar las intenciones del oficialismo y congresistas progresistas.

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“En la Convención Liberal se asesinó la democracia. Nos silenciaron, aplicaron el ‘silencio positivo’ para manipular votos y desaparecieron los apoyos de más de 80 convencionistas. Esto es una burla a los principios del partido”, lamentó Velasco.

De acuerdo con los rivales de Gaviria, la elección estaba viciada porque las reglas de juego fueron establecidas por el expresidente a la mesa directiva, limitando el margen de maniobra de los afiliados y dejando la responsabilidad a los delegados regionales, que podían representar a 40 personas, supuestamente.

“Chuspas (Velasco) creía que iba a ganar, pero él sabía que eso no era posible. Tuvo el apoyo del Gobierno y solo sacó 11 voticos, eso dice algo. Con la dirección hay ciertas diferencias, que son válidas, pero el problema es que a nivel general, en conjunto, el partido no confía en otra persona que no sea Gaviria. Que haya sido elegido Velasco o Chacón, que es un mal agradecido y prepotente, podía salir mal de muchas maneras. Ese es el gran problema actualmente. Es mejor un viejo conocido”, comentó un convencionista.

“Fue vergonzoso lo que pasó, es cierto, y solo le hace daño al partido, pero más allá del escándalo y de lo viral que se hizo en los medios, los resultados fueron demasiado claros. Fue más bulla que otra cosa. El petrismo es así, escandaloso, vulgar, que hace daño. Hay que tratar de evitar más división”, agregó otro presente.

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Partidos respaldan a Gaviria

La victoria del Gavirismo fue celebrada ampliamente por partidos tradicionales del país, especialmente por sectores de derecha que habían denunciado la interferencia del Gobierno en las elecciones.

Conservadores, La U, Centro Democrático, Cambio Radical y hasta delegados de los Verdes elevaron el pulgar al sentir liberal, que nuevamente –a pesar de sus divisiones internas– le da un manotazo a Petro.

La molestia del expresidente está enfilada contra un grueso de integrantes de la Cámara de Representantes, entre esos Andrés Calle, que –en teoría– han dejado a un lado sus banderas para servir como puente para que el Gobierno logre sus objetivos en el Congreso de la República, a pesar de las instrucciones del directorio general.

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Tras el fracaso del Petrismo, Paloma Valencia, del Centro Democrático; Efraín Cepeda, del Conservador; Juan Manuel Galán, del Nuevo Liberalismo y Alexander Vega, de La U, estuvieron presentes en el segundo día de la convención; sin embargo, su asistencia no puede analizarse como una intervención más sobre la situación del país.

El ajedrez político empieza a tener sus primeros movimientos y la propuesta de Germán Vargas Lleras, de Cambio Radical, de crear un frente amplio para combatir a la izquierda en el 2026, parece que ha empezado a cocinarse.

“Querían robarse el Partido Liberal. Celebré como en una final de fútbol que usted (Gaviria) hubiera sido reelegido nuevamente, creo que el Partido Liberal quedó nuevamente en las mejores manos. Tenemos que dar ejemplo de gallardía y de democracia. Como codirector del Partido de La U estoy listo y le auguro buen tiempo, buena mar, pero sobre todo mucha lucidez. Este mensaje que estamos enviando al país lo logró el presidente Petro: unir a todas las fuerzas políticas por el bien del país”, manifestó el exregistrador Alexander Vega, codirector de La U, que aprovechó su intervención para recriminarle a Petro sus cuestionamientos al sistema electoral colombiano.

Cepeda fue otro de los ponentes que habló sobre la unión entre partidos tradicionales. El actual presidente del Congreso de la República consideró que debido a la actual coyuntura política es necesario una gran coalición para velar por reformas que ayuden al crecimiento de Colombia.

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“En este momento histórico que atravesamos, tenemos que trabajar unidos, no solo los dos partidos más antiguos de Colombia, sino también todos los partidos y movimientos políticos que crecen en la democracia y que ella se sustenta en la libertad política y la libertad económica. Hoy debemos poner el énfasis no en las cosas que nos diferencias, sino en las convicciones que nos hermanan, es decir, en la democracia, en la alternancia del poder, en la vigencia de las libertades individuales, en la separación de poderes, en la libertad de prensa”, consideró Cepeda.

Además, Juan Manuel Galán, director del Nuevo Liberalismo, consideró desde la Convención Nacional del Partido Liberal tuvo “la oportunidad de destacar la importancia de reconciliar nuestra democracia, priorizar un sistema educativo que garantice oportunidades para nuestros jóvenes, fortalecer nuestros territorios mediante una política de seguridad construida desde lo social y unir a nuestra nación. Tenemos que encontrar caminos para superar diferencias, pero responderle a la gente que se siente traicionada por Gustavo Petro, quien hizo la promesa de un cambio que nunca llegó”.