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El presidente Gustavo Petro decidió afrontar la crisis que atraviesa su gobierno de la peor manera posible: evadiéndola. En lugar de reconocer que no está tomando las decisiones correctas, como lo reflejan las encuestas y lo muestran miles de colombianos en las calles, Petro prefirió atrincherarse para disparar munición gruesa a sus contradictores, desde el lugar donde se encuentre, sea en Colombia o en cualquier país europeo, continente donde, al parecer, se siente muy a gusto.