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Aunque se sabía que la negociación con el Eln no sería fácil –nunca lo ha sido– el camino tortuoso que está recorriendo hace pensar que ni el presidente Gustavo Petro, ni su equipo negociador, sabían con certeza el potro cerrero en el que se estaban montando. Después de nueve meses de mandato de Petro es claro que la paz con el Eln está bastante enredada. Y lo que llama la atención es que buena parte de la culpa de lo que sucede la tiene el propio Petro, que se muestra dubitativo y hasta temeroso algunas veces. Mientras Petro –no el comisionado de paz, Danilo Rueda– no asuma esa negociación con realismo y carácter, los diálogos con el Eln seguirán empantanados.