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El próximo año será el de las grandes coaliciones políticas. A diferencia de lo que ha ocurrido en las últimas elecciones, donde los presidentes llegaron a la Casa de Nariño con el respaldo de un partido mayoritario, como sucedió con el Centro Democrático en el caso de Álvaro Uribe e Iván Duque, y del partido de La U con Juan Manuel Santos, el próximo presidente de Colombia será producto de un gran acuerdo político y electoral.

El desgaste de los partidos políticos, tanto históricos como recientes, los llevó a una condición de debilidad que hace imposible que alguno de ellos tenga el músculo electoral suficiente para llegar sin alianzas a la Casa de Nariño. La realidad política indica hoy que la única posibilidad de triunfo y hasta de supervivencia electoral está en la conformación de coaliciones electorales.

En el caso de los movimientos de izquierda democrática, por ejemplo, el llamado Pacto Histórico es la gran coalición que busca llevar a Gustavo Petro a la Presidencia, quien deberá derrotar a los demás aspirantes, entre ellos Roy Barreras, Luis Fernando Velasco y Francia Márquez.

El triunfo de Petro en marzo –cuando se haga la consulta para escoger el candidato presidencial– se da por descontado, pues ninguno de sus contendores tiene su capacidad de movilización electoral. Para decirlo en términos coloquiales: en esa pelea Petro es el toche y los demás son las guayabas maduras.