Compartir:

'Durante mi extensa vida pública he conocido muchísimas personas. Pero, ojo, ese conocimiento no implica complicidad. No se equivoquen conmigo, porque se pueden llevar una sorpresa'. Así, de esta forma, contundente y sin titubeos, se expresó Margarita Cabello Blanco al posesionarse como la primera mujer procuradora General de la Nación, el pasado viernes en la Casa de Nariño ante el presidente de la República, Iván Duque Márquez.

Quienes conocen a Margarita Cabello saben muy bien que tiene razón cuando afirma que más de uno se llevará una sorpresa. Se sorprenderán aquellos que esperan que desde su cargo les haga favores por cuenta de una supuesta relación de amistad. De hecho, así se escuchó de boca de dirigentes políticos abusivos que se tomaron atribuciones para hablar a nombre de quien está hoy a cargo del Ministerio Público. Esos dirigentes se llevarán una sorpresa, puesto que Margarita Cabello aplica muy bien aquella máxima según la cual todo juez debe escuchar con cortesía, responder con sabiduría, ponderar con prudencia y —sobre todo— decidir con imparcialidad.

Pero también se sorprenderán quienes creen que Margarita Cabello Blanco puede ser objeto de presiones o 'matoneos', por muy finos y mullidos que sean los muebles paramunos desde donde decidieron enfilar baterías contra ella, sin darle siquiera la oportunidad de estar un solo minuto al frente del Ministerio Público. Someter su nombre al escarnio público — como ocurrió con ella antes de posesionarse— es no solo una afrenta a una mujer que representa con orgullo y dignidad a la región Caribe, sino una demostración palmaria del desconocimiento de su trayectoria, que la llevó desde un modesto despacho judicial en Barranquilla a la presidencia de la Corte Suprema de Justicia y de ahí a ser la primera mujer procuradora General del país. Los logros de Margarita Cabello han sido ganados a pulso y en franca lid.

La Procuraduría General es una de las más antiguas instituciones colombianas, que algunos precisan como idea de nuestro libertador Simón Bolívar en 1819, pero otros la ubican formalmente en la Constitución de 1830. Nunca antes en estos casi 200 años de historia una mujer había estado al frente de sus destinos. ¡Qué honor que esa dignidad haya recaído en una mujer y en una mujer del Caribe!

A los funcionarios públicos se les debe juzgar por sus obras y por su gestión. No antes. Los prejuicios atentan contra la valoración objetiva de quienes asumen responsabilidades con el noble propósito de servir a los demás. Los juicios de valor y algo peor: los señalamientos, dejan en evidencia la mezquindad de quienes creen que pueden condenar sin pruebas, cuando se trata de personas ajenas a sus afectos; o absolver, aun con evidencias contundentes, cuando se trata de amigos o copartidarios. Hasta una foto casual en tiempos de carnaval con un político de baja estofa le enrostraron a la nueva procuradora como 'prueba reina' de su presunta corrupción o indelicadeza.

¿Cuáles son los retos que esperan a Margarita Cabello Blanco en la Procuraduría General de la Nación?