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La irrupción meteórica del coronavirus se convirtió en el gran reto de los gobernantes del mundo. En cuestión de semanas continentes y países se han visto desbordados por la enorme cantidad de casos que cada día son descubiertos. Asia -donde empezó la pesadilla- comienza a respirar tranquila, especialmente China, que debió tomar medidas extremas para superar la crisis. Ahora le tocó el turno a Europa, donde países como Italia, Francia, España y Alemania, aún siguen sin poder recuperar la tranquilidad y la calma. Sus economías están devastadas, así como el estado de ánimo de muchos de sus habitantes.

Estados Unidos -con un prepotente Donald Trump a la cabeza- debió admitir que el asunto es mucho más grave de lo que el presidente-candidato pregona en plena campaña por su reelección. De hecho, Trump debió declarar la 'emergencia nacional', para tratar de liberar fondos que le permitan prestar asistencia a varios estados. La cifra aprobada por republicanos y demócratas es del orden de los 50.000 millones de dólares.

En América Latina muchos gobiernos no saben cómo hacerle frente al monstruo que apenas comienza a asomar las orejas. Andrés Manuel López Obrador en México, cómo ya es su costumbre, responsabiliza a los 'conservadores' de la situación, a Jaír Bolsonaro en Brasil se le borró la sonrisa de la cara cuando se enteró que su jefe de prensa había resultado positivo en una prueba a la que fue sometido. En Venezuela la publicación de dos casos de coronavirus produjo una estampida hacia Colombia que podría convertirse en cuestión de horas en un delicado asunto de orden público, como si a la herida abierta que hay entre los dos gobiernos le hiciera falta sal y limón. Tanto Iván Duque como Nicolás Maduro tienen sobre la mesa el reto más importante de los últimos años en materia de salud pública y relaciones binacionales.

En el plano nacional, el gobierno de Duque por momentos se ha visto desbordado por la compleja situación, hasta el punto de que hay quienes lo ven más reactivo que proactivo.

Las situaciones extremas, como la que vive el mundo por cuenta del coronavirus, proyectan y consolidan liderazgos. En las crisis hay líderes que se fortalecen, mientras hay otros que se debilitan. Nueva York no sabía la calidad de Alcalde que tenía hasta que Al Qaeda derribó las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. Ese día no solo Nueva York sino el mundo entero descubrieron el temple y el talante de Rudolph Giuliani, quien se puso al frente de la situación y con ello les envió un mensaje de tranquilidad a los ciudadanos. En momentos de crisis se requiere que el piloto del avión le diga a los pasajeros: 'Estamos enfrentando una fuerte turbulencia, pero tranquilos que la vamos a superar y de aquí saldremos más fortalecidos'. Como pasajeros del 'Avión Colombia' este es el mensaje que queremos escuchar en estos momentos, no solo del presidente, sino de quienes aspiran a sucederlo.

El coronavirus, en fin, ha sacado a relucir lo bueno y lo malo de algunos de nuestros gobernantes, así como de varios dirigentes políticos. Veamos, quienes se rajan y quienes aprueban el examen por cuenta del manejo que le han dado a crisis: