El último ciclo de conversaciones entre el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos y la guerrilla del ELN arrancó ayer en La Habana, Cuba, y no con poca tranquilidad, sobretodo de parte de los alzados en armas.
A través de un comunicado, el ELN expresó que esta nueva etapa se da en medio de 'un momento difícil', porque, según ellos, el Gobierno ha dicho que 'no puede adquirir compromisos', tales como el cumplimiento y la ejecución de las transformaciones propuestas en la mesa y la no existencia de reciprocidad de las dos partes en el cumplimiento de los acuerdos.
Los elenos dejaron entrever su incomodidad por el hecho de que el Gobierno condicione el diseño y el inicio del punto de participación de la sociedad, al acuerdo de un cese al fuego.
'Las propuestas e iniciativas que arrojen el proceso de Participación, son la base para que la Mesa aborde los acuerdos previstos sobre transformaciones', sostuvieron. Sobre dicho cese, precisamente, afirmaron que persisten diferencias que impiden firmar un nuevo acuerdo.
'El Gobierno no acepta el Derecho Internacional humanitario (DIH) como el referente común para pactar acciones y acuerdos humanitarios; 2. El Gobierno se abroga la facultad de calificar hechos y actuar contra el ELN, sin previo informe y calificación del Mecanismo de Veeduría y Verificación. 3. Insistimos en que este cese debe avanzar en la solución de la persecución, asesinatos y judicialización a los líderes y lideresas de los movimientos sociales', dice el texto.
También explican le propusieron al Gobierno hacer cinco ajustes a la político minero-energética, entre las que están 'respetar y garantizar las consultas populares previas y congelar la venta de oleoductos estatales que está en curso'.
Con todo, el grupo reconoce al final del comunicado que sigue firme en 'el propósito de lograr la solución política al conflicto'.
posición del Gobierno. Rodrigo Rivera, Alto Comisionado para la Paz, dijo por su parte que la intención del Gobierno es llegar a la mesa de diálogos con la 'mayor voluntad para que la negociación avance segura para entregarle un buen balance de las conversaciones al próximo gobierno' y, de esa forma, se logre pactar un nuevo cese al fuego bilateral 'que tenga cláusulas mucho más claras que las establecidas en el cese al juego anterior'.
La entrada de Duque. La inminente salida de Santos de la presidencia, quien tuvo la voluntad política de adelantar las conversaciones con las guerrillas –hoy, su principal legado es el desarme de las Farc y una implementación a medio camino–, ha puesto sobre la mesa de La Habana mucha más presión, pues el electo presidente Iván Duque ha dejado claras unas condiciones que, a primera vista, parecen impedir que la negociación pueda continuar.
'Para el ELN he planteado esto: ¿se quieren desmovilizar, desarmar y reintegrar? Las condiciones son las siguientes: concentración previa–que, además, ellos la aceptaron en el 99 cuando conversaron en Alemania–, suspensión de todas las actividades criminales, un tiempo definido y puede haber reducción de penas, pero no ausencia de las mismas. Si no están dispuestos a aceptar esas cuatro condiciones, los vamos a perseguir con toda la capacidad ofensiva y disuasiva del Estado hasta que se sometan a la ley', dijo Duque durante su campaña a la presidencia.
Esos términos, han argumentado los elenos, no son la base de una negociación sino que se asemejan más a un rendición. 'Igualmente nos preocupan los propósitos de la bancada de la derecha en el Congreso, quien persigue reducir a su más mínima expresión, lo que queda de los Acuerdos firmados con las Farc', indicó por otro lado el grupo en el texto de ayer.
Así pues, con todas las diferencias, el afán de ambas partes es lograr concretar un cese al fuego bilateral antes de que finalice el actual mandato, y que se fortalezca el proceso ante la posibilidad de que Iván Duque pueda debilitarlo, cuando no acabar con él.
Invitación
Duque, ¿en la mesa?
El panorama de dificultad que parece cernirse sobre las negociaciones entre el Gobierno y el ELN llevaron a que Carlos Velandia, gestor de paz del grupo guerrillero, propusiera el nombramiento de un delegado del presidente electo Iván Duque para que se sumara a la mesa de diálogos. 'Ojalá buscaran contacto y se subieran a la mesa de La Habana, e incidieran en los acuerdos que puedan firmarse al día de hoy', señaló Velandia.
El gestor reconoció que al interior del grupo existe incertidumbre, pues se ha visto cómo el Centro Democrático, partido al que pertenece Duque, ha impulsado y logrado aprobar cambios estructurales a la implementación de los Acuerdos de Paz con las desmovilizadas Farc. 'El ELN se mira en el espejo de los acuerdos con las Farc, y por supuesto piensa que si hacen trizas los acuerdos con las Farc, es posible que con nosotros no haya acuerdo', dijo.