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La elección de Iván Duque como nuevo presidente de Colombia es sin duda una elección histórica: fue la primera que se celebró en paz, la primera sin reelección presidencial y la primera en que un presidente supera los 10 millones de votos. Pero, además, es la primera en la que un candidato opositor de izquierda democrática supera los 8 millones de votos, logro que alcanzó Gustavo Petro, quien anoche mismo se puso la camiseta de 'jefe de la oposición' en Colombia.

A partir del próximo 7 de agosto, la Casa de Nariño tendrá inquilinos muy jóvenes, quienes llegarán con nuevas ideas y nuevos aires, aunque bajo la sombra protectora de quien se ha convertido en los últimos años en el gran elector nacional: Álvaro Uribe Vélez.

En efecto, Uribe salió elegido dos veces a la Presidencia de la República con votaciones extraordinarias, luego, gracias a su respaldo, Juan Manuel Santos sacó más de 9 millones de votos en su primera elección. Y como si fuera poco, en marzo pasado se convirtió en el senador con mayor votación del país.

Gustavo Petro, a su vez, anoche mismo se puso la camiseta de jefe de la oposición en Colombia y dejó abierto el camino para futuras aspiraciones, no solo personales, sino de miembros de su partido político. 'No soy un derrotado', dijo Petro al reconocer el triunfo de Duque.

'Ocho millones de colombianos –afirmó– vamos a hacer oposición a las fuerzas anacrónicas del país, representadas por las figuras de Uribe y de Ordóñez'.

De igual manera, Petro fijó la que sería su agenda como jefe de la oposición nacional: defensa incondicional de la paz firmada con las Farc, defensa del medio ambiente, en especial del agua; defensa de la educación pública y gratuita en Colombia, y guerra sin pausa a la corrupción. 'La corrupción está herida de muerte', afirmó Petro.

Pero además fue enfático al afirmar que 'ocho millones de colombianos no vamos a permitir que nos retornen hacia la guerra. Vamos a defender la paz y no permitiremos que propuestas anacrónicas nos regresen a la guerra'.

Antes de culminar su discurso de aceptación del triunfo de su contrincante, Petro le pasó 'una cuenta de cobro' a la Región Caribe, donde esperaba una mayor votación. A diferencia de la primera vuelta, donde ganó en La Guajira, Atlántico, Sucre y Córdoba, en esta oportunidad solo triunfó en Atlántico y Sucre. 'Pensé que por mi origen caribeño podría obtener una mayor votación. La 

Costa perdió esta oportunidad de tener un presidente costeño'.

El tono del nuevo presidente fue mucho más conciliador que el de su contenedor. Duque se comprometió a gobernar 'con todos y para todos', frase que fue recibida con aplausos por parte de quienes lo acompañaron en la tarima, donde brilló por su ausencia el expresidente Uribe.

El nuevo jefe del Estado se comprometió a 'unir al país, porque no reconozco que haya ciudadanos vencidos', dijo Duque durante su intervención. Todos recibirán el mismo trato, 'los que votaron por mi, los que no lo hicieron y los que votaron en blanco'.

'No reconozco enemigos –afirmó– No voy a gobernar con odios'.

La 'era Duque' empezó, pues, con un llamado a la reconciliación y a la unidad nacional. Es de esperar que ese llamado sea bien recibido por quien estará al frente de la oposición nacional. Las rencillas de la contienda deben quedar atrás y en esa dirección apunta la decisión del presidente Duque de buscar punto de encuentro y no distanciamiento con quienes se opusieron a sus propuestas. Concertar no es conceder.

Anoche tanto Iván Duque como Gustavo Petro dejaron en claro en sus discursos la vigencia y el calado que tienen sus propuestas. Es evidente que uno y otro estarán muy vigentes en la historia nacional en las próximas décadas. Anoche nació una nueva Colombia en materia política. Hoy le tocó el turno a Duque, pero nadie garantiza que dentro de cuatro años el turno no le corresponda a Petro.