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San José es un pueblo próspero, ubicado en un valle fértil de la Serranía del Perijá. Fue fundado a finales de la década del cuarenta del siglo pasado, por campesinos santandereanos de filiación liberal, que venían huyendo de la violencia bipartidista. Por la vocación trabajadora de sus habitantes y la prosperidad de sus tierras, pronto adquirió dinamismo económico y logró alguna representatividad política local, con un concejal durante 6 periodos consecutivos (Ricardo Duarte).

Pero en la década de los setenta, la violencia llegaría a San José para quedarse. La bonanza marimbera no solo generó ingresos, sino que trajo combos armados como ‘los Ladrillos’ y ‘los Arrebatados’, e instaló la cultura de las rentas ilegales, lo que junto a la poca presencia de institucionalidad terminaría retrasando en décadas la construcción de Estado.

Con el fin de la bonanza marimbera en los ochenta, llegó la insurgencia, primero el ELN por medio del Frente José Manuel Martínez Quiroz, después el EPL y por último las Farc a través del Frente 41. Cabe resaltar que la insurgencia controló fácilmente el territorio durante décadas porque no tuvo resistencia armada, es decir, en San José no había Estado, y según sus habitantes nadie alteró el status quo insurgente durante más de 20 años.

Para la insurgencia, el control de San José representó una ventaja estratégica: su ubicación a treinta minutos de Valledupar por vía carreteable le daba acceso a importantes recursos logísticos, es territorio de frontera con Venezuela, sus aproximadamente 5.000 habitantes se presentaban como una importante base social sobre la cual incidir, y su dinamismo comercial se traducía en acceso a finanzas.

En los noventa apareció la amapola y con ella otra renta ilegal, que curiosamente no fue disputada por los paramilitares. De hecho, en San José no hubo masacres de estos grupos (como sí ocurrió en municipios vecinos), ni intentos reales de copamiento, lo que según los lugareños se debió al conocimiento que tenían estos grupos de que los habitantes eran más víctimas que simpatizantes de la guerrilla. Otra versión no verificada señala que un alto mando paramilitar del Cesar era oriundo de San José, por lo cual siempre se opuso a cualquier incursión armada.