'En nombre de cerca de 50 millones de colombianos, quiero expresar desde el fondo del corazón nuestra gratitud hacia la comunidad internacional por su continuo y permanente apoyo a la paz de Colombia'.
Esta enunciación del presidente Juan Manuel Santos al entregar Acuerdo Final entre el Gobierno y las Farc al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el pasado 21 de septiembre, muestra cuán importante realmente fue papel de la sociedad internacional para llegar al término de un conflicto que se había extendido por 52 años.
La presencia en la rúbrica del Acuerdo Final de 15 jefes de estado, 27 cancilleres, así como el secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, el presidente de su Consejo de Seguridad, y los directivos de los principales organismos multilaterales del mundo, como la Organización de Estados Americanos (OEA), el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo, refleja que el pacto entre el Gobierno colombiano y las Farc tuvo un amplio apoyo internacional, que no solo se reflejó en declaraciones políticas sino en cooperación técnica e incluso fondos económicos para el posacuerdo.
'Este proceso ha tenido sus debilidades y fortalezas, y dentro estas últimas está la manera como se involucraron los diversos actores internacionales', afirma Héctor Galeano, docente del Departamento de Historia y Ciencias Sociales de Uninorte. 'El trabajo que hicieron estos países como facilitadores permitió que las partes adquirieran confianza mutua, que es lo más complejo en todos los procesos de negociación que han tenido las Farc con el Estado colombiano'.
De manera inicial, cabe destacar el rol de los dos principales garantes del proceso, designados por el Gobierno y las Farc: Noruega, donde se hizo oficialmente la apertura de las conversaciones el 17 de octubre de 2012 y Cuba, que sirvió como sede de las negociaciones hasta su final, el pasado 24 de agosto.
'Noruega ha sido un país caracterizado por su neutralidad y su tradición de promover procesos de diálogo y convergencia, como ya habían hecho en Colombia durante el anterior proceso de paz con las Farc. En el caso de Cuba, se trata de un país con una historia controversial, pero con una ideología afín a la de las Farc, lo que les dio la seguridad para sentarse a negociar', explica Galeano.
Estos países intercedieron se para asegurarse de que se llegara a un acuerdo y claves para superar los distintos momentos de crisis a lo largo del proceso en La Habana.
Además de los países garantes, las Farc y el Gobierno plantearon la necesidad de nombrar otros países facilitadores, por lo que la guerrilla escogió a Venezuela y el gobierno a Chile. Estos países tuvieron un carácter neutral y fueron escogidos, el primero por la cercanía ideológica con las Farc, y el segundo, por su experiencia en procesos de justicia transicional. Estos contaron con un amplio margen de influencia para propiciar los diálogos.
El papel de la ONU
Naciones Unidas ha sido otro actor internacional clave en el proceso de paz, sobre todo desde sus altas instancias. En 2015, el secretario general Ban Ki-moon designó como delegado de la ONU al francés Jean Arnault, especialista en acuerdos de paz, quien posteriormente se convirtió en jefe de la misión política de las Naciones Unidas en Colombia.
Esta misión se encargará de la verificación del cese al fuego y la dejación de armas, un proceso de 180 días en que la ONU aplicará su experiencia en procesos de desarme, desmovilización y reintegración. La misión estará también integrada por observadores de los países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y será uno de los actores en un mecanismo tripartito en el que también habrá representantes del Gobierno y de las Farc.
La resolución para establecer esta misión fue aprobada por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad: Reino Unido, Francia, Estados Unidos, China y Rusia, y los diez miembros rotativos.
'Pocas veces, contadas, puede encontrar una resolución unánime por parte del Consejo. Más complicado aún es que los cinco grandes la hayan firmado, dados sus intereses siempre tan dispersos', explica Héctor Galeano.
El Gobierno y las Farc también acordaron solicitar a la misión política de Naciones Unidas la verificación del proceso de reincorporación económica, política y social de las Farc y las medidas tomadas para la protección de los excombatientes.
Estados Unidos y la UE. Aunque Estados Unidos y la Unión Europea estuvieron ausentes de La Habana, no fueron ajenos al proceso. A diferencia de procesos anteriores donde desde Washington se promovió una agenda de lucha contra el comunismo, narcotráfico y terrorismo, en esta ocasión respaldó el proceso de paz y designó un enviado especial, al igual que la Unión Europea.
'Estados Unidos siempre ha sido participe en la política colombiana y latinoamericana en general, de alguna u otra manera. A pesar de que en el Plan Colombia su filosofía inicial era lucha contra las drogas, el plan terminó enfocado en términos militares: fortalecimiento de fuerzas armadas, una renovación de su armamento. Hoy en día con Obama se habla es de ‘Paz Colombia’, entendiendo que Colombia más que una ayuda militar, necesita una ayuda para o solamente sustituir cultivos sino generar proyectos de orden económico social', señaló Héctor Galeano.
La Unión Europea, por su parte, ha expresado su voluntad de mantenerse al lado de Colombia durante la fase posterior al conflicto, comprometiéndose con recursos y retirando a las Farc de su lista de grupos terroristas.
Lo pactado entre el Gobierno y las Farc será depositado ante el Consejo Federal suizo para que adquiera la categoría de ‘acuerdo especial’. Eso significará que los acuerdos con las Farc tendrán un blindaje jurídico que garantizará que no se cambien en el futuro.
Corte Penal Internacional
Existía una duda muy grande en el proceso en torno hasta dónde en Colombia se iba a dar la impunidad. La Corte Penal Internacional ha respaldado el Acuerdo, principalmente porque este excluye amnistías e indultos para crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra