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Otro momento histórico se vivió ayer entre el Palacio de Nariño y el Capitolio Nacional. El presidente Juan Manuel Santos radicó en el Congreso de la República el Acuerdo Final con las Farc, acompañado por centenares de víctimas y activistas por la paz.

Desde las 11 de la mañana se empezó a llenar con la prensa la Plaza Núñez del Capitolio, desde la que se veía cómo se iba coloreando de amarillo, azul y rojo la Plaza de Armas de la Casa de Nariño con las más de 700 víctimas y representantes de organizaciones sociales y artísticas que acompañaron la histórica entrega al Legislativo de los textos definitivos de La Habana.

Una parte de los integrantes de las organizaciones ciudadanas, armados con pancartas en forma de palomas blancas, le hicieron calle de honor al presidente en Palacio, mientras que la otra parte se dispuso en idéntica formación, ondeando banderas tricolores con el ‘Sí’ a las puertas del Congreso.

A pocos minutos de que saliera el jefe del Estado, la barra de congresistas que apoyaron el proceso de paz con las Farc formaban –peleándose el mejor lugar para la foto– se apostó detrás del micrófono dispuesto para que el primer mandatario pronunciara su discurso.

En el lugar estaban los senadores barranquilleros de La U, Armando Benedetti y José David Name, el representante liberal cordobés Fabio Amín y en una esquina el representante guajiro de Aico, Antenor Durán.

Asimismo, de otras latitudes, integraban la escolta histórica Rodrigo Lara, presidente de Cambio Radical; los liberales Luis Fernando Velasco y Juan Manuel Galán y el conservador Hernán Andrade. Hasta en la estatua del cartagenero Núñez se subieron miembros de la comitiva con palomas, carteles y banderas.

¡Sí se pudo!

El día estuvo a la altura, pues había un inicio de tarde espléndido y un cielo azul por el que atravesaba la brisa apenas justa para que la gigantesca bandera de palacio ondeara hacia la izquierda, coincidencialmente.

Mientras todos esperaban la salida del presidente, cerca del mediodía, se conoció la carta que le envió el siempre lírico expresidente Belisario Betancur a Santos: 'Señor presidente, ayer usted era una inmensa esperanza. Hoy usted es una inmensa y hermosa realidad'.

Y salió el presidente cargando consigo los acuerdos de paz, y empezaron los aplausos, los coros de '¡Sí se pudo!', los apretones de manos, los flashes de los fotógrafos, los monólogos de los periodistas de radio, los pulgares frenéticos de los periodistas de prensa escrita y los ‘clics’ de los obturadores digitales de las cámaras de los teléfonos.

Cruzó las calles de honor, saludó a los presidentes del Senado, Mauricio Lizcano, de La U, y de la Cámara, el liberal Miguel Ángel Pinto. Y dijo al micrófono: 'Anoche se informó desde La Habana que luego de cinco años y medio de negociaciones, cuatro en público y uno y medio en secreto, se llegó finalmente a un acuerdo con las Farc para poner fin un conflicto de más de 50 años'.

Recordó que el mismo jueves sancionó y promulgó la Ley del Plebiscito, explicando que esta norma 'establece claramente que debo informar al Congreso la fecha para realizar el Plebiscito por la Paz. Las razones por las cuales se convoca el plebiscito y debo también entregarle los textos completos y definitivos de los Acuerdos con las Farc'.

Acto seguido, a las 12:27 del mediodía, entregó al presidente del Senado los acuerdos, diciéndole: 'Aquí en los escalones del Capitolio, acompañados de la estatua de Rafael Núñez, hago entrega a usted, señor presidente del Congreso, de los textos definitivos que ya están publicados en La Gaceta y de la carta firmada por este servidor, por el señor vicepresidente de la República, y por todos los miembros del gabinete como lo estipula la ley'.

Paz mejor que guerra

Recordó que el plebiscito se realizará el 2 de octubre, 'el día del nacimiento de Gandhi', coincidencia que promovió nuevos aplausos, y siguió: 'Le prometí al pueblo colombiano que un hecho tan importante que va a cambiar para bien la vida de los colombianos, como es la paz con las Farc, debería ser refrendado por el pueblo para darle mayor legitimidad. Soy consciente de que no tenía esa obligación legal, pero tenía esa obligación moral porque soy un demócrata, porque creo que el pueblo debe tener la última palabra'.

Y gritó: 'Y será el pueblo, el 2 de octubre, el que diga: ¡Sí, queremos la paz!'.

Santos manifestó además, en la parte más emotiva de su discurso, que 'la paz siempre es mejor que la guerra, la paz nos va a quitar el miedo con que hemos crecido todos los colombianos después de tanto tiempo de conflicto armado. La paz le va permitir a los desplazados regresar a sus zonas y tener una vida digna, la paz nos abre oportunidades que la mayoría de los colombianos nunca hemos visto, ni tenido'.

Y concluyó el jefe de Estado una ‘chiva’, al mejor estilo de sus tiempos periodísticos. 'Quiero informarles a los colombianos que como jefe de Estado y como comandante en jefe de nuestras Fuerzas Armadas, he ordenado el cese al fuego definitivo con las Farc, a partir de las cero horas del próximo lunes 29 de agosto'.

Mauricio Dueñas Castañeda/EFE

Ilusion en la Costa

Ya en la Casa de Nariño, otra barranquillera que celebraba, asida a su muleta y a una sonrisa, la ministra de Vivienda, Elsa Noguera, le dijo a EL HERALDO que al firmarse definitivamente el Acuerdo de Paz, eso va a permitir un futuro mejor para las nuevas generaciones y en el Ministerio 'estamos muy ilusionados en el sentido de que vamos a poder llegar a esos rincones de Colombia a donde no podíamos llegar con vivienda ni acceso a servicios de agua potable y alcantarillado, precisamente porque las condiciones del conflicto armado y violencia alejaban la inversión', expresó.

Seguidamente, Santos dejó al descubierto su fe en el momento histórico que se vive: 'El país y la región Caribe amanecieron hoy con una gran ilusión, con mucha esperanza, porque se dio un gran paso hacia la construcción de un país en paz'.

Entre tanto, en la Plaza de Armas de Palacio permanecieron las víctimas y activistas por la paz, como demorando el momento de la paz en Colombia, y entre ellos, por supuesto, varios de la región Caribe, como otra barranquillera, Kelly de los Reyes, de Aliadas para la Paz –organización conformada por colectivos sociales como Mujeres al Derecho y Mujeres Proactivas–, quien le dijo que llegó 'a celebrar la posibilidad de que se habiliten los caminos para la paz en el país'.

Agregó, con tranquilidad, que 'la alegría es porque estoy convencida de la necesidad de que haya paz y justicia social en Colombia'.

También estaba el actor cartagenero Ramsés Ramos –recordado por interpretar al Nene del Real en la telenovela biográfica sobre el Joe Arroyo–, quien en diálogo con este diario manifestó: 'Estoy apoyando un momento histórico, una oportunidad para renacer como nación, para repensarnos'.

Considerando que el papel de los artistas en el posconflicto debe ser el de 'ayudar a narrar para que no se olvide, ayudar a contar para que no se repita y sensibilizar a las personas sobre lo que esto significa'.

Entre tanto, Irunu Cambar, de Asoirunu de La Guajira, ataviada con una manta violeta clara, celebró el que 'el presidente nos haya dado hoy este parte de tranquilidad, porque nuestros hijos van a estar en el país que siempre soñamos'.

Advirtió, desde el punto de vista de las mujeres y el de las sabias y ancestrales wayuu, que 'para La Guajira, en la que en este momento pasamos por una crisis trascendental, por nuestro matriarcado queremos la paz para los hombres y los niños de nuestros hogares'.