'Hoy hemos llegado a la meta, la firma de un Acuerdo Final con la guerrilla de las Farc, es el fin del conflicto armado. La guerra ha terminado.' Con estas palabras Humberto De La Calle, jefe negociador del Gobierno enmarcaba el final de casi cuatro años de ardua negociación con las Farc, la guerrilla más antigua de Occidente.
Minutos antes, a las 6:51 p.m. hora colombiana, De la Calle selló, con el último apretón de manos que se dará desde La Habana, la firma al texto definitivo al Acuerdo Final de Paz. Su homólogo de la guerrilla, Iván Márquez se referiría en su alocución a que con lo pactado se había ganado 'la más hermosa de las batallas, la de la paz de Colombia'.
El camino hacia el histórico Acuerdo Final se empezó a construir formalmente el 18 de octubre de 2012 con la instalación de la mesa de diálogos en Oslo, Noruega y el anuncio de la agenda para la terminación del conflicto armado.
Ya para ese entonces habían pasado dos años de negociaciones secretas, en las que el hermano del presidente Juan Manuel Santos, Enrique Santos, jugó un papel fundamental.
El 19 de octubre, las mesa se trasladó a La Habana y comenzó un complejo transitar hasta este 24 de agosto, con el cierre del punto de incorporación a la vida civil de la guerrilla, que hilvanó la última puntada a un texto que ya había logrado acuerdos sobre desarrollo rural, participación política, fin del conflicto armado, victimas y justicia, solución al problema de las drogas ilícitas, dejación de armas y cese al fuego bilateral y definitivo.
Este último punto sellado en La Habana comprende quizá los temas más complicados en el tramo final de la negociación, porque es allí donde están los 'sapos' que tendrá que tragarse la ciudadanía, según palabras del propio Santos. El primero de ellos será ver a los cabecillas de las Farc haciendo parte del Congreso de la República.
Pero lejos de la asignación a dedo de curules para los guerrilleros, que era algo que muchos daban por descontado, la fórmula que encontraron las delegaciones al término del 'cónclave' que desde hace 11 días se sostenía en La Habana, fue otorgar tres voceros en Senado y tres en Cámara de Representantes a las Farc hasta 2018, que tendrán voz más no voto y solo podrán participar en el procedimiento especial que instaure el Acto Legislativo para la Paz una vez sean refrendados los acuerdos.
En las elecciones de ese año, el partido político que surja después de que las Farc dejen las armas, deberá competir por el voto ciudadano, aunque tendrá cinco curules garantizadas a Senado y cinco Cámara incluso si no alcanzan el umbral requerido.
Otro punto clave que quedó saldado a última hora fue la ley de amnistía, que terminará siendo llevada al Congreso después del plebiscito, como primer proyecto dentro del método ‘fast track’ legislativo.
Esta ley permitirá a los guerrilleros presos por delitos de 'rebelión y conexos' salir libres e integrarse al proceso de desmovilización colectiva de la guerrilla.
Ya con los acuerdos listos, el presidente Santos los enviará hoy mismo al Congreso y convocará el plebiscito por la paz para el domingo 2 de octubre. De esta manera, la prueba final será en las urnas y, como prometió el mandatario durante su campaña reeleccionista de 2014, la última palabra la tendrán los colombianos. 'Hoy podemos decir –por fin– que todo está acordado', espetó el presidente al referirse al cierre de la negociación.
'Les prometí que ustedes tendrían la última palabra, y así será', dijo un emocionado Santos en su alocución, en la que también afirmó que llevará él mismo los acuerdos al Congreso para hacer la convocatoria oficial al plebiscito por la paz.
No obstante, el camino a la refrendación no será fácil, aunque los bandos ya están definidos y las cargas de casi la totalidad de los partidos políticos del país están alineadas a favor del ‘sí’.
Por su parte, los partidarios del ‘no’, encabezados por el expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez y su partido el Centro Democrático, buscan promover la idea de que tumbando el plebiscito se puede abrir la puerta a una renegociación en los puntos de elegibilidad política para cabecillas de las Farc y de penas de cárcel para los autores de crímenes de lesa humanidad, los temas más polémicos y que más resistencia causan en la gente.
En su discurso, De La Calle envió mensajes a quienes defienden dichas posturas: 'Quiero transmitir que tengo la certeza de que es el mejor acuerdo posible. Todos hubiéramos querido algo más, nosotros en la mesa hubiéramos querido algo más, pero el acuerdo logrado es el acuerdo viable'.
El último empujón del presidente Santos a la campaña del ‘sí’ será la firma formal del Acuerdo Final de Paz, que tiene como fecha tentativa el 23 de septiembre y se hará en Colombia en un acto protocolario que tendrá el acompañamiento de los presidentes del mundo, el secretario general de Naciones Unidas, y personalidades de la comunidad internacional que han respaldado el proceso.
El lugar, aún por definir, tiene varios candidatos desde el 23 de junio, cuando en medio de la rúbrica al pacto sobre cese al fuego bilateral Santos dijo que la firma sería en Colombia. Cartagena y Bogotá fueron las primeras opcionadas, pero, según rumores que corrieron este miércoles, la Quinta de San Pedro Alejandrino en Santa Marta, donde el libertador Simón Bolívar pasó sus últimas horas en vida, podría ser el lugar escogido para comenzar a escribir la historia de un país en paz.
Esta firma, además, se hará entre dos procesos refrendarios de los acuerdos. Será después de la décima conferencia de las Farc, la última que se celebrará con la guerrilla en armas y en la que se definirá su paso de la insurgencia a la lucha política, pero será antes de la votación del plebiscito por la paz.
'Esa es nuestra máxima instancia de autoridad a la que debemos subordinación para someter a su veredicto la obra política que representa el acuerdo de la Habana', dijo Márquez en su discurso.
En las últimas horas de negociación fue fundamental la presencia de senadores, ministros del gabinete, y enviados del presidente Santos para reforzar la delegación del Gobierno.
En La Habana estaban el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, y el senador de La U, Roy Barreras, quienes fueron vitales para finiquitar la negociación sobre las curules de las Farc. También estaba el alto consejero para el posconflicto Rafael Pardo y Frank Pealr, quienes estructuraron el acuerdo sobre reinserción y reincorporación a la vida civil de los guerrilleros, el último cerrado en la mesa de diálogos.
La canciller María Ángela Holguín aportó el paquete de ayudas internacionales para la implementación de los acuerdos, el director de la Agencia Colombiana para la Reincorporación, Joshua Mitrotti, hiló las últimas garantías de seguridad para los desmovilizados y por parte de la guerrilla, Álvaro Leyva, redactó el preámbulo del Acuerdo Final junto con el Alto Comisionado de Paz, Sergio Jaramillo.
Todos ellos regresaron a Colombia en la tarde del miércoles para un consejo de ministros exprés que le presentó al presidente Santos los pormenores de la última jornada de negociación en Cuba. Reunidos en el Palacio presidencial se dispusieron a observar como los jefes negociadores De La Calle y Márquez, ponían sus rúbricas a unos acuerdos 'inmodificables', según palabras del propio Presidente.
Así, quedó cerrado el capítulo de La Habana en un conflicto que lleva ya 52 años y que los colombianos, por medio del plebiscito, tendrán en sus manos la decisión de ponerle o no punto final a la guerra.