Lideresa indígena, Nobel de paz y promotora de la cultura como mecanismo transformador de los pueblos. Así es Rigoberta Menchú, la guatemalteca que arribó al Atlántico para acompañar al municipio de Soledad en su cruzada por convertirse en Distrito Especial de Paz.
Menchú, que fue recibida entre flautas de millo y un ramo de flores blancas, cortesía del alcalde soledeño Joao Herrera y su esposa Alba Olaya de Herrera, dio sus primeras palabras en el aeropuerto Ernesto Cortizos, en donde saludó a las delegaciones del Gobierno y las Farc que pactan en La Habana el fin del conflicto armado colombiano.
Momentos después la Nobel guatemalteca concedió una entrevista exclusiva con EL HERALDO en la que extendió la invitación a los colombianos a 'invertir en su paz', buscar la 'armonía social' y reconocer 'el momento de responsabilidad histórica y política' que vive el país.
¿Cuál es el gran mensaje que Rigoberta Menchú viene a entregarle a la gente de Soledad, el departamento del Atlántico y el país en este momento tan importante que vive Colombia?
Uno de los grandes mensajes que vemos hoy es la expectativa que ha generado el proceso de paz en Colombia. La expectativa real, porque siempre ha habido una expectativa y una emoción, pero la prueba más importante quizá es el cese del fuego. Todos sabemos que en un proceso de paz, con la armas en la mano, es imposible que se llegue a un diálogo. Pero que ya haya una voluntad política y un deseo de que prevalezca el diálogo con el cese al fuego, abre todo un horizonte para todos nosotros los que seguimos procesos de diálogo y negociación de paz en América Latina y yo diría que para todos los defensores de la paz a nivel mundial, porque este no es el mejor tiempo para la humanidad, en muchos lugares hay violencia y otros tipos de conflictos armados.
El otro gran mensaje es motivar a la gente en general. Motivarlos para que construyan una perspectiva positiva y propositiva en torno a esa voluntad política. No hay nada mejor que se haga una paz firme y duradera con la participación de la gente y por eso creo que este esfuerzo del municipio de Soledad y de esta región de que sea como un punto paradigmático, un punto de referencia para acompañar el proceso de paz me parece extraordinario, los felicito por eso. Normalmente esperamos que se callen los fusiles y ya no nos importa lo que viene después, que es lo más importante, porque es cuando se construye la cultura de paz
¿Cómo se construye esa cultura de paz y cómo se puede utilizar como mecanismo transformador de sociedades que salen de un conflicto armado?
Hay un emblema de las Naciones Unidas que muchas veces lo dejamos escondido pero que es muy importante: la paz se construye en las mentes de las personas. Cada hombre y mujer puede aportar algo en esa paz que soñamos. Esto va más allá, es más difícil construir una armonía social que hacer una guerra y digo esto porque hay muchos problemas que tenemos como humanidad, como las fobias, los prejuicios, el racismo, la discriminación, las exclusiones, no necesitamos enumerar lo que ya sabemos que existe, pero sí necesitamos saber como atacarlo. Antes a mi no me gustaba usar la palabra tolerancia, porque me parecía que es como una tregua, como decir: mientras puedo te aguanto. Pero a lo largo de mi vida he comprendido que es muy importante esa actitud de no provocar y tampoco dejarse llevar por los prejuicios, porque eso mata el espíritu, mata el entusiasmo y todo tipo de iniciativa positiva. Esto es un tema de educación y yo creo que tenemos que auto educarnos de nuevo.
¿Qué retos particulares representa para un país con una diversidad cultural y étnica importante, como lo es Colombia, hacer el tránsito de un conflicto armado a un estado de posconflicto?
Yo creo que más que nunca este es el momento histórico en que Colombia debe recuperar las propias normas que ha construido. Yo seguí mucho los proceso de finales de los años 80 donde en Colombia se empezaba a construir un punto de vista sobre los derechos de los pueblos indígenas. Incluso, tuvimos la posibilidad de tomar algunos artículos de la constitución colombiana nueva (1991) como referencia para impulsar la reforma del Convenio 107 de 1957, la propia declaración de principios universales de los derechos de los pueblo indígenas. En Colombia, en los últimos años, no se le ha dado seguimiento a los cumplimientos de esos preceptos legales y jurídicos del reconocimiento de derechos y de territorios a las comunidades étnicas. Finalmente debe quedar algo en los acuerdos de paz, porque a nosotros nos ayudó mucho que el acuerdo sobre identidad de derechos de los pueblos indígenas quedara como mandato de los propios acuerdos de paz de Guatemala.
¿Qué es lo más importante en un proceso de paz?
Yo aprendí en los años 80, cuando todos nosotros éramos unos jovencitos y sabíamos que había un conflicto armado, que nada se podría hacer en el futuro sin la dignificación de las personas y sin el reconocimiento de la verdad a las víctimas. ¿Qué era lo que yo más quería que ocurriera? Pues que se esclareciera conforme a la ley y conforme a todo qué era lo que había pasado con la muerte de mi padre, por ejemplo. Esto me motivó a mí por toda mi vida para hacer una lucha contra la impunidad. Pero no hay que victimizar nuestra sociedad y yo estoy en contra de la victimización porque finalmente nosotros no somos víctimas, somos protagonistas, y en esta era nos toca protagonizar. Tenemos que dejar el mejor ejemplo de protagonismo social y es lo que tratamos de hacer.
¿Cómo ve la iniciativa de soledad de convertirse en un Distrito especial de Paz?
Nada se puede hacer si yo no tomo la iniciativa y aquí ya se tomó una iniciativa y es el deseo de que se Soledad se convierta en un referente de cultura de paz. Ahora tenemos que buscar los aliados adecuados para que podamos impulsar otras iniciativas, no solo sectorializando un área, sino que tanto los jóvenes del campo como los de la ciudad que necesitan horizontes para hacer una mejor sociedad, trabajemos en esa dirección. Hagamos 20 iniciativas por la paz, ¿por qué no? Y que cada uno respete su espacio porque lo ha creado y lo ha construido. Que la gente que pueda que invierta en su paz, ¿por qué? Porque hacer un taller, un encuentro, unos grafitis a favor de la paz requiere recursos. Entonces que la gente no diga: bueno ahorita no tenemos, somos pobres y por eso vamos a seguir siendo violentos. Yo creo que no hay una razón que nos permita no enaltecer las iniciativas, pero hay que tomarlas. Yo siempre digo que Colombia es un hermoso y gigante país, la gente de aquí es muy humilde y muy buena y eso significa que podemos construir una cultura social a partir de iniciativas.
La anécdota de Joao: 'Ya hemos logrado algo'
En medio de la entrevista, el alcalde de Soledad, Joao Herrera, quien escuchaba atento junto Pedro Lemus, secretario privado de la Gobiernación, y Alfredo Gravini, director de la Fundación País, Justicia y Equidad, compartió un aparte de la conversación que sostuvo con Rigoberta Menchú durante el trayecto hacia el Hotel donde se hospeda la Nobel.
El alcalde relató: 'Cuando venía en el carro me dijo algo que me llamó la atención, ella me dijo, ‘lo primero que se logra con el cese de hostilidades del conflicto armado es el respeto por el Estado, porque se hace daño contra el Estado la insurgencia y el Estado también hace daño, hay un daño recíproco, pero apenas cesan las hostilidades surge un respeto al Estado y ese daño recíproco se reduce totalmente y ese ya es el primero logro’'.
Y agregó: 'Ya tenemos un logro, ya no se hace daño a nombre del otro'.