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El repunte del algodón en el Cesar hace que este Departamento respire un ambiente de bonanza. Ante el llamado que hicimos la semana pasada, centenares de recolectores llegaron desde distintos puntos de la geografía costeña para atender la cosecha de las nueve mil hectáreas que se sembraron el año pasado, junto a ellos toda una cadena de prosperidad caracteriza esta temporada, que hace recordar los tiempos de gloria del llamado ‘oro blanco’.

Aunque en menor proporción que en las décadas de los 60 y 70, cuando el cultivo alcanzó su máximo esplendor, con más de 100 mil hectáreas, este territorio empieza a dar muestras de lo que a gran escala aconteció en esa época.

Tractoristas, maquinistas, transportadores, ventas de alimentos, combustibles, repuestos, bebidas, ropa, calzado, jornaleros, todos se mueve alrededor de una actividad que sigue siendo promisoria después de un lento despertar.

La noticia de que no había recolectores para la cosecha, movilizó a temporeros de los diferentes rincones de la Región. “Hay gente del Atlántico, Magdalena, Guajira, Bolívar y Cesar recogiendo algodón en las fincas de la zona”, señaló Carlos Muñoz, secretario de Agricultura departamental.

Los cosechadores se establecieron en los municipios de Codazzi, San Diego, Valledupar, El Copey y sus áreas rurales, donde tuvieron que armar campamentos dentro de las fincas para descansar tras las jornadas diarias de recolección que deben terminar a finales de febrero o comienzos de marzo.

Algunos tienen parientes en las cabeceras y se quedan en casas, otros alquilan habitaciones y muchos hacen asentamientos en las propias zonas de producción.

Alcides Jiménez, un tractorista que lleva 35 años preparando la tierra para algodón, dijo que “el cultivo está resurgiendo y con él la generación de empleo y fuentes de ingreso para miles de familias”.

Fila en la desmotadora. Si hay algo que evidencia la productividad en estos tiempos del algodón, es el dinamismo de la desmotadora que en San Diego, opera la firma Agricaribe.

Decenas de vehículos esperan su turno cargados de sacos con el producto cosechado no solo en el Cesar, sino en el Magdalena, a fin de procesarlo para despojarlo de la semilla y dejarlo listo en pacas para enviarlo a la industria nacional.

Luis Dangond Oñate, administrador de la desmotadora, señaló que el año pasado, solo se trabajaba en un turno para atender una carga de entre 60 y 80 toneladas diarias. “No amanecían camiones, ni tractores, ni había filas; ahora son dos turnos, recibimos entre 25 y 30 vehículos diarios y quedan otros 30 para el día siguiente, actualmente estamos procesando 130 toneladas por día”, sostuvo.

La diferencia está en que de las 4 mil hectáreas que se cultivaron el periodo anterior, se pasó a 9 mil en esta temporada. “El año pasado procesamos en esta desmotadora 2 mil 600 toneladas de la cosecha 2010-2011; la expectativa ahora para Agricaribe es de más de 5 mil toneladas”, precisó.

Hernando Arrieta, transporta algodón desde Bellavista, Magdalena, hasta San Diego, Cesar, para su desmote. Es testigo fiel de la bonanza algodonera de la región. “Tengo 41 años en la actividad, después de esa época de violencia cuando la gente abandonó el campo, puedo decir que en estos momentos hay condiciones para producir, el algodón tiene perspectiva y muchos de los que se fueron han regresado, esto genera empleo, la misma tierra respira progreso”, indicó.

La desmotadora en San Diego genera 50 empleos directos y más de 100 indirectos que se suman a los 9 mil recolectores que están ubicados en el Cesar.

Retos para el comercio

No obstante a todo este florecimiento de uno de los principales renglones económicos del Cesar, existe un punto que preocupa, y es la comercialización de la fibra, debido a las importaciones que hizo el Gobierno Nacional, buena parte de las cuales abastecerá a la industria textil en el país. Los productores sin embargo buscan fórmulas para que el algodón no se represe en la región. Jorge Eliécer Quintero, gerente de la firma Agricaribe que opera como integradora y comercializadora de la fibra en el norte del Cesar, señaló que “el consumo nacional de algodón se bajó en un 30% debido a las importaciones de algodón, hilazas y telas; pero el Gobierno podría subir aranceles momentáneamente para nosotros poder competir”.

Por Miguel Barrios
San Diego, Cesar.