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Con la pandemia generada por el COVID-19, una de las principales formas de contener la propagación del virus fue el distanciamiento social, y con ello surgió la necesidad de cambiar la interacción entre las personas del contacto físico al virtual. Como resultado, hubo una fuerte aceleración en la digitalización de tareas y empresas (de todos los tamaños), que buscaron nuevas formas de reorganizar sus procesos y seguir trabajando, aún a puerta cerrada.

Uno de los procesos más retadores y difíciles de llevar al mundo digital, fue el proceso de firma tan usado en las empresas del sector tradicional. ¿Cómo me aseguro que las personas revisaron el documento? ¿Cómo cierro un contrato si no puedo ver de forma presencial a mi cliente?. Bajo este escenario, una herramienta ganó relevancia y atrajo la atención de profesionales de distintas industrias: la firma electrónica.

La firma electrónica se ha convertido en una herramienta indispensable, ya sea para un abogado que necesita las firmas de sus clientes, como para los representantes de ventas que requieren la firma de un acuerdo comercial, las empresas que necesitan firmar contratos laborales, o incluso un médico entregando una receta a su paciente. De esta manera, lo que hasta ese entonces era una tendencia, comenzó a convertirse en el estándar.

Los profesionales comenzaron a darse cuenta de que mucho de lo que era, en cierto modo, impuesto o impulsado por las diversas reglas creadas para contener la propagación del virus, eran una forma de ahorrar tiempo, dinero y optimizar los procesos. En estos aspectos, las firmas electrónicas han sido el as bajo la manga de los procesos de digitalización masiva.

Mediante la adopción de la firma electrónica es más fácil tener control sobre quién accede a un documento y absolutamente nadie puede modificar un archivo ya firmado de manera digital sin dejar trazos de hacerlo. Lo que justifica aún más su adopción meteórica durante el período de pandemia.

Una de las empresas que se destaca en el universo de las firmas electrónicas es ZapSign. Su diferencial radica en la sencillez de su plataforma que permite el envío de documentos para ser firmados, incluso desde WhatsApp. De hecho, con ZapSign, sin importar dónde te encuentres, es posible acceder a la plataforma desde una computadora o celular para firmar cualquier archivo electrónico en unos segundos.

Además, al utilizar ZapSign es posible ahorrar en promedio 3 horas y más de 40 mil pesos por firma de documento frente a la firma presencial tradicional. Así mismo, las empresas pueden aumentar las ventas gracias a un proceso de cierre de contrato 92% más rápido.

Para conocerlos en detalle y entrar de una vez por todas en la era de los documentos electrónicos visita: https://cutt.ly/MD5Mz21