Hay desafíos que necesitan fuegos que calienten el ambiente, y nadie habla del climatológico. Barranquilla ha luchado y ha invertido lo suyo por preparar sus segundos Juegos Centroamericanos y del Caribe, después de los que celebró hace 72 años. La situación hoy tiene diferencias abismales con aquella organización de 1946. Nada que ver. Y ese fuego se enciende hoy, en Teotihuacán (México) y recorrerá muchos kilómetros hasta llegar el próximo 19 de julio al estadio Metropolitano Roberto Meléndez, día de la inauguración.
La antorcha se enciende en la Pirámide del Sol, un lugar en el que la leyenda dice que quien la visita se llena de energía cósmica. Barranquilla recibe la llama ahí, a 78 kilómetros del centro de la capital de México, y repartirá su fuego deportivo por el cielo centroamericano hasta llegar a San Andrés el próximo 3 de julio. Ya en territorio colombiano, la antorcha comenzará a correr y a tener sus relevistas por Bogotá, Cali, Cartagena y una gran parte de poblaciones del Atlántico.
En México la antorcha será recibida de manos del presidente del Comité Olímpico de México, Carlos Padilla Becerra, por el presidente del Comité Olímpico de Colombia y del Comité Organizador de Barranquilla 2018, Baltazar Medina; por Gonzalo Baute, secretario de Recreación y Deportes, que acude en representación del alcalde de Barranquilla, Alejandro Char; por el director de los Juegos, Daniel Noguera, y por el asesor de comunicaciones de la Alcaldía, Ricardo Villa.
La llegada del fuego centroamericano y del Caribe a tierras del Atlántico está prevista para el sábado 7 de julio, desde Cartagena a Puerto Colombia. Después visitará los principales pueblos del departamento para entrar en Barranquilla el viernes 13 de julio.