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Dos mujeres que no acordaron el precio de un cepillado en un salón de belleza en Barranquilla protagonizaron un caso insólito que llama la atención sobre el grado de intolerancia y de justicia en nuestra sociedad.
Una peluquera no aguantó que una clienta se fuera sin pagar lo justo por un cepillado. Al parecer llamaron a la Policía para que mediara en la situación, sin embargo, ella decide no esperar la solución de los agentes, llena un balde de agua, sale de la peluquería y lo vierte en la cabeza de la clienta que mira desprevenidamente una vitrina.
Un policía cuestionó el hecho y la mujer se escudaba en que no le había pagado. La víctima del baldado solo atinaba a decir llévesela presa.