El 7 de enero de 2022 13 uniformados del Esmad en Cali resultaron heridos luego de que el Eln activara una carga explosiva al paso del camión que transportaba a los agentes. De inmediato las autoridades iniciaron todas las pesquisas para dar con el paradero de los responsables de este ataque. Dieron con la captura de cinco presuntos implicados bajo la operación ‘San Rafael’, que permitió dar uno de los golpes más importantes contra la guerrilla y sus redes urbanas.
Sin embargo, el entonces ministro de Defensa Diego Molano buscaba dar con el paradero de los autores materiales e intelectuales del atentado contra el Esmad. Uno de ellos era José Benigno Guzmán Mora, conocido en las filas de la guerrilla bajo el alias Julián o El Rolo y quien tenía la tarea de desatar una ola terrorista urbana. En ese momento en un consejo de seguridad realizado tras el atentado en Cali, Molano fijó una recompensa de 1.000 millones de pesos por información que ayude a su captura.
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Nuevamente las autoridades lo tienen en la mira luego de que desde la Fiscalía se alertara que 'el Rolo' sería el coordinador de un presunto plan para atentar contra el fiscal Francisco Barbosa.
El ente acusador determinó a través de investigaciones que se trata de 'una modalidad que hace parte del modus operandi de los ataques armados de ese grupo, según la información probatoria recaudada por la Fiscalía en las distintas investigaciones que se vienen adelantando'.
Así mismo, la Fiscalía reveló en un comunicado que este jefe del frente urbano de la guerrilla estaría organizando el plan para atentar contra Barbosa utilizando francotiradores.
Según reveló en su momento El Tiempo, el Comando Central del Eln le había entregado a 'el Rolo' la misión de organizar 10 frentes de guerra urbanos en Bogotá, Neiva, Cúcuta, Cali, Medellín, Barranquilla, Barrancabermeja, Bucaramanga, Cartagena y Popayán, por lo que fue el 'cerebro' de muchas operaciones terroristas y habría estado involucrado en al menos diez acciones subversivas en Norte de Santander.
Según su prontuario, tiene en su contra procesos penales por rebelión, concierto para delinquir, narcotráfico, terrorismo, extorsión y secuestro. Llevaría más de dos décadas en la guerrilla y habría asumido en su momento el control de varias acciones criminales luego de que alias Uriel muriera en operativo militar en 2020.