Por: Ayda María Martínez de ADN Bogotá.
Arrebatarle al conflicto armado en la región del Pacífico a las mujeres jóvenes no es tarea fácil. Se trata de una zona del país donde las oportunidades de estudio y desarrollo personal para los jóvenes son escasas y donde el talento es aprovechado por actores ilegales. Por ello, la labor de Cruz Helena Valencia Moreno en Quibdó hace que sus esfuerzos por construir paz sean meritorios, pues a pesar de tanta dificultad ha logrado construir un camino para superar los obstáculos para ella y para un grupo de niñas y adolescentes de su región.
Para ella, la construcción de paz debe pasar de los discursos a los hechos para que sea una realidad. Son tal vez, su optimismo y, como ella misma dice 'su perrenque', lo que la ha llevado a empoderarse y buscar un mejor futuro para 'sus niñas'. Con su amplia sonrisa ha logrado conquistar muchas metas comunitarias de las que se siente orgullosa y sus pupilas aún más.
Esta joven que está próxima a terminar su carrera de derecho, hace tres años se acercó a la Escuela de Robótica recién creada en su ciudad, Quibdó. Allí se dio cuenta de que la participación de las niñas era mínima y, en los casos en que se daba, no era prolongada y no cumplía metas. Cuando indagó los motivos, supo que al estigma de las mujeres frente a la ciencia y la tecnología se sumó algo más preocupante: los altos índices de violencia que se lleva a los jóvenes de la región.
'Confío en mi territorio y en sus mujeres, en el poder del Pacífico, el potencial de las chocoanas, su berraquera que les permite sobreponerse a las dificultades. Las mujeres con empoderamiento a través de la ciencia, la tecnología, acudir a la resolución de conflictos y sobreponernos a las dificultades de otras formas desde el desarrollo de destrezas y habilidades en las mujeres'.
Es allí cuando decidió confiar en las habilidades que obtuvo en su paso por la Escuela de Robótica y hacer de ello una herramienta para ayudar. 'El departamento del Chocó tiene muchos estigmas territoriales, sociales, culturales e históricos y ha sido muy difícil hacer frente a esa sociedad que pone límites y barreras geográficas, sociales y económicas. Nunca me imaginé que la Escuela de Robótica fuera a brindar esas herramientas, pero tampoco pensé que fuera más allá y llegara al punto de transformar mi territorio desde la ciencia y la tecnología', reconoció Cruz Helena.
Enseñar ciencia y tecnología y conseguir inspiradoras que se dirigieran a las niñas fue una lección de construcción en la región. 'El programa de robótica permitió derrotar ese estigma de que las mujeres no servimos para la ciencia y la tecnología. Estigmas de género que limitaban sus capacidades intelectuales y económicas'. Ya son 300 mujeres que se han acercado a la innovación y, con la ciencia y la tecnología, han creado soluciones para superar problemas en sus comunidades por todo el Pacífico.
'En cada versión de Innovation Girl se ha confirmado que las mujeres son el futuro de Colombia, pero además inspiran a una nueva generación de mujeres en el territorio y eso es mi propósito de vida. Me siento muy orgullosa de eso. Mi rol ha sido el empoderamiento de la mujer en la ciencia y la tecnología', destaca Helena.