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Un recién nacido abandonado en la mitad de la calle, un niño de seis años amordazado, atado y sin comida en una habitación de hospedaje, y el intento de rapto de un bebé en una pañalera. Los tres casos, todos en Barranquilla, fueron conocidos por la prensa y la opinión pública a principios de junio. Sin embargo, antes de que ocurrieran, ya otros 477 menores en el departamento del Atlántico habían sufrido abusos y violencia tan graves que fue necesaria la intervención de las autoridades.

De acuerdo con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), tan solo en Barranquilla, entre el 1 de enero y el 31 de mayo de este año, se iniciaron 284 procesos administrativos de restablecimiento de derechos (PADR) a menores de edad víctimas de violencia física, psicológica, sexual y/o negligencia.

Según aseguró la institución a EL HERALDO, de los casos intervenidos más de la mitad están relacionados con violencia sexual contra menores, con un total de 291 casos de este tipo. 145 de los casos fueron por negligencia, 33 por violencia física y 8 por violencia psicológica.

Es necesario destacar que las principales víctimas de violencia en el Atlántico han sido niñas y adolescentes, la mayoría entre los 12 y los 17 años (208 reportes), que representan el 70,8% de los casos.

Las cifras, si bien representan una leve disminución con relación al mismo periodo del año pasado (539 PARD), no deja de ser alarmante para la institución, teniendo en cuenta que aún hay quienes creen que corrección es sinónimo de violencia.

Además, se le suma un agravante y es que desde finales de marzo, debido a la pandemia de la COVID-19, se cerraron las sedes del ICBF, las cuales 'son espacios de identificación y reportes de situaciones de presunta amenaza o vulneración de derechos de la infancia, la niñez y la adolescencia'.

Es por esto que, en medio de una crisis sanitaria, el ICBF reitera el llamado a asumir el cuidado y protección de los niños, niñas y adolescentes, y poner en conocimiento de las autoridades cualquier situación de riesgo, amenaza o vulneración de derechos en la cual pueda encontrarse un menor. Ello es con el objetivo de impedir que se siga vulnerando a menores.

Así mismo, a propósito de los casos registrados a principios de junio, la institución recuerda que el abandono o la negligencia también se constituyen en formas de violencia hacia menores, por lo que invitan a cuidadores que afronten dificultades a acudir al ICBF en busca de apoyo.