Abrazar a sus padres y su hermana, fundirse con su novia Victoria en un beso y probar un sancocho de costilla, una sopa se guandul, una mojarra frita con yuca o una mazorca desgranada, serán las primeras cosas que Luis Montes Muñoz hará, una vez retorne a Colombia y despierte de la pesadilla, abordo de un crucero en aguas del océano Pacífico, en México, en el que está desde abril.
Aunque tiene fe que en cualquier momento retornará a su patria, afirma que hay momentos en que su optimismo decae y entonces desea no hablar con nadie.
'Me aíslo y no socializo con nadie, aunque esto aquí es normal por las medidas de seguridad a que nos someten', comentó.
Magangueleño, de 28 años, tripulante de la embarcación de la línea Carnival, sostiene que estar prácticamente cautivo en el buque le ha generado un 'impacto sicológico devastador' que lo desvela y le produce ansiedad.
'Esta situación ha sido catastrófica para los colombianos que trabajamos abordo, pues estamos viviendo algo inesperado', comentó.
Confiesa que 'personalmente he tenido cambios de humor que desconocía en mí' y que tiene días en los que no ha podido siquiera dormir 'por la incertidumbre si voy a volver'.
Luis se enoja al no saber qué gestión está haciendo la empresa Holland American y por la falta de transparencia que ha habido con la comunicación. 'Además nuestros contratos se cancelaron y eso no pone a pensar mucho', anotó.
La desazón
Manifiesta que la ayuda que reciben ha sido de la Cancillería colombiana con quienes hizo contactos desde el 2 de abril para regresar.
Sin embargo, cuando pensó que su gestión había dado frutos, se sumergió en una profunda tristeza al no haber sido incluido en un listado de 10 colombianos que este miércoles regresan al país.
'Solamente embarcaron a quienes viven en Bogotá, porque por cuestiones de logísticas era más fácil bajarlos a ellos que al resto', sostuvo con desazón.
Son 16 los nacionales que aún están a la espera de una respuesta de retorno.
'A diferencia de otros colombianos que están en el Caribe, nosotros estamos en el Pacífico, en aguas mexicanas, camino a Puerto Bayarta a donde llegaremos el viernes o el sábado', dijo.
Oraciones
Luis Montes reza todas las noches y pide porque a él y al resto de sus compañeros, les autoricen el viaje humanitario que con afán esperan hace rato.
'Desearía ver a mi papá Alfonso, a mi mamá Yoly y a mi hermana Yesica, en Magangué y en Barranquilla a mi novia Victoria Ortiz, quien prácticamente ha estado siempre conmigo', expresó.
Dijo que lo único que quiere es volver a casa, y asegura que 'si esto sigue así de fuerte, cualquier acompañamiento profesional no está de más'.
'Quizás requiera de ayuda sicológica, pues no sé cuánto tiempo tendrá que transcurrir para adaptarme a la vida normal', enfatizó.
Sus padres viven en Magangué, Bolívar, pero él reside en Barranquilla, en el barrio La Alameda.
De esta ciudad le hace falta todo, pero muy especialmente la comida, pues no se ha compenetrado con los menús filipinos, hindúes e indonesios que consumen en el barco.
También añora ver jugar nuevamente a su 'Junior del alma'. 'Es que Barranquilla es una tierra que atrapa', precisó.