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Desde las 9:15 de la mañana de este miércoles estaba citada la sala plena de la Corte Constitucional que dirá si el oso Chucho debe quedarse en el Zoológico de Barranquilla con los cuidados médicos y nutricionales que requiere o si debe quedar 'en libertad', con el riesgo de estar acostumbrado al cautiverio. Pero también definirá el alto tribunal si los animales son sujetos de derecho, como los seres humanos, y no solo seres sintientes, como lo establece la legislación actual.

El asunto del oso de anteojos de 25 años es el segundo punto del orden del día en el pleno de la alta corte defensora de la Carta Magna. La magistrada ponente, Diana Fajardo, le daría la razón al hábeas corpus con que fue cobijado Chucho inicialmente y que se cayó a raíz de la tutela del zoológico.

En el proyecto de fallo se ordenaría al respecto la conformación de un comité que busque en tres meses un lugar para Chucho, donde sea 'libre' pero también esté bajo el cuidado humano, y se dispondría la protección del oso andino, desde 2017 declarada especie vulnerable.

En la ponencia se sostiene, así mismo, que los animales son 'titulares de interés intrínsecos relevantes para el derecho, que deben ser protegidos como derechos', por lo que el debate debe plantearse en los términos de cómo se determinaría el grado de protección según cada especie.

Por ahora, la ponencia, que debe recibir el apoyo de cinco de los nueve votos de la Corte para volverse decisión, sería respaldada por los magistrados Alberto Rojas y Gloria Ortiz, mientras que Alejandro Linares, Luis Guillermo Guerrero, Cristina Pardo, Carlos Bernal y José Reyes, estarían en contra, con lo que se caería el proyecto de fallo. E indeciso permanece el togado Antonio Lizarazo.

El habeas corpus, interpuesto en 2017 por el abogado Luis Gómez, fue aceptado por la Corte Suprema para que el oso saliera del cautiverio del zoológico hacia una reserva de semicautiverio en Manizales. Sin embargo, el Zoológico de Barranquilla interpuso una tutela, fallada a favor por la misma Corte Suprema, señalando que habían acogido al oso porque estaba mal cuidado antes en esa misma reserva -a la que llegó en 1998 a sus cuatro años- y agregando que aún los animales en el país no son sujetos de derecho.

Por eso, el tribunal constitucional escogió el proceso en enero de 2018 para revisarlo y dispuso realizar, en medio de un hecho sin precedentes en el país, una audiencia pública en agosto pasado en torno al futuro de un oso de anteojos.

Casi todos los expertos que intervinieron en la audiencia pública estuvieron de acuerdo con que el oso andino permaneciera en el Zoológico de Barranquilla, ya que si se traslada hasta la Reserva de Río Blanco, en Manizales, su vida corre peligro.

El pasado martes, el parque de animales de la capital atlanticense emitió un comunicado en el que asegura que que la salud del oso de anteojos ha mejorado tras ser trasladado a sus instalaciones, que está en el peso ideal para su avanzada edad y que comparte con una compañera hembra el hábitat diseñado para la especie.

Señala el Zoológico que recibió a Chucho en junio de 2017, tras haber nacido en cautiverio en la Reserva Natural La Planada, en Nariño, y luego de haber sido trasladado a la Reserva Forestal Río Blanco, en Caldas, lugar donde también permaneció en cautiverio por más de 20 años, 'ocho de los cuales estuvo solo'.

Corpocaldas, recuerda el parque, autorizó su traslado a Barranquilla con el fin de que se le garantizara un cuidado especializado, y para mejorar su bienestar y seguridad.

'Su adaptación estuvo monitoreada por veterinarios, zootecnistas y biólogos, y fue bastante rápida. Desde el primer día tuvo acercamientos con la hembra que habita en el Zoológico desde 1999, con la que comparte el hábitat diseñado para esta especie. El animal llegó con sobrepeso al Zoológico y, a partir de una dieta diseñada especialmente para él, que incluye frutas, verduras y proteínas, y que tiene en cuenta su avanzada edad, ahora se encuentra en un peso ideal', se lee.