Como en una película en la que Dios y el diablo se enfrentan, así están hoy el gobernador del Quindío y sacerdote, Carlos Eduardo Osorio Buriticá, con el fundador de la iglesia ‘Semilla de luz’, Héctor Londoño, quien se hace llamar Víctor Damián Rozo, y todo por la existencia de un lugar en donde se adora a Lucifer.
El templo, ubicado en Quimbaya (Quindío), desde que fue inaugurado en 2016, ha tenido varios inconvenientes, ya que la mayoría de los habitantes del municipio no están de acuerdo con dicha 'secta del mal'.
Según Osorio, 'un culto a Satanás no es considerado como religioso, por ello deberían quitarle la personería jurídica (institución con derechos y obligaciones) a esa falsa iglesia'.
Sin embargo, Rozo considera que 'es imposible' que cierren el santuario de Lucifer porque en Colombia hay libertad de cultos.
'Aquí no practicamos ilícitos ni promovemos la anarquía, ni nada que desate el desorden. Estamos bajo el marco legal y no veo argumentos para que nos clausuren', dijo Rozo.
Esta guerra aún no termina y será Beatriz Lorena Ríos Cuéllar, directora técnica de Asuntos Religiosos del Ministerio del Interior, quien ejerza como gobernadora Ad Hoc y sea quien decida si se clausura o no el único templo en Colombia que le rinde culto a Lucifer.
El templo
‘Semilla de Luz’ es una secta en la que los creyentes hacen un pacto con el diablo para poder beneficiarse en temas como el amor (haciendo amarres), lograr dinero y poder a cambio de pactos oscuros, ser asediado por mujeres u hombres bajo encantamientos, y hasta 'ser un profesional exitoso en cualquier carrera que haya cursado la persona'.
El rito se hace mediante oraciones frente a la estatua del diablo o bajo símbolos satánicos y ofrendas.
Víctor Damián Rozo asegura que la Asociación Templo Semillas de Luz, que tiene personería jurídica, no adoraba al diablo ni a satanás, que a quien adoran es a Lucifer.
'Soy Víctor Damián Rozo, fundador del templo Semillas de Luz, la comunidad religiosa. En general pueden estar tranquilos en mi templo nunca se derramará una sola gota de sangre. No somos satanistas somos luciferinos, que es totalmente diferente'.