Según un reciente informe de la Policía, un total de 64 menores han sido aprehendidos por casos de homicidio en el país, en lo corrido del año.
Prueba de esta fría estadística es el reciente caso de un menor de 14 años capturado por el asesinato de dos personas en Medellín.
Según reveló en días pasados el fiscal general, Néstor Humberto Martínez, tiene ya en su prontuario más de 10 homicidios cometidos.
Estos casos de menores que han cometido delitos graves como el homicidio, han hecho pensar a la sociedad en la manera cómo debe solucionarse esta problemática.
EL HERALDO consultó a expertos sobre las posibilidades que tienen estos menores, las salidas jurídicas pero también psicológicas ante el fenómeno del sicariato y si el Estado está haciendo lo correcto en estos casos.
Para el abogado experto en temas de familia y menores infractores Reinaldo Yañez, el Estado tiene una gran deficiencia en la atención psicológica y social de estos menores, así como problemas presupuestales para enfrentar el fenómeno.
'En nuestro sistema legal los menores de 14 años, lamentablemente, no son objeto de ningún tipo de acción por parte del Estado. No solo desde el punto de vista penal, sino también desde el punto de vista administrativo, porque entidades como el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar podrían hacer intervenciones, tanto psicológicas como sociales, pero no se hace'.
Yáñez explicó que el defensor de familia, generalmente, 'no se va a casar con un proceso de estos, porque por lo general tardarían unos 8 años, algo muy largo y por eso no lo terminan'.
Por tanto, indica el experto, lo que buscan estas entidades y estas instancias es salir rápido del proceso de apoyo a los menores infractores.
Más allá de lo penal. Para el jurista, los gobiernos deberían tener una política clara de cómo abordar el fenómeno del sicariato, no solamente desde el punto de vista legal, sino también social.
Señaló que los centros especiales donde son recluidas estas personas no plantean estrategias eficaces de rehabilitación. Por el contrario son, en muchos casos, sitios que lo que hacen es ahondar el grado de problema delictivo de los menores.
'Esto va más allá de un tema penal. Debería de haber mucho más supervisión por parte de las entidades encargadas del tema, como el Icbf, y debería crearse un grupo especial para el tratamiento de estos menores', insistió Yáñez.
Por su parte, el penalista Francisco Bernate señaló que, en el caso de los menores que han cometido sicariato, más que un tratamiento penal debe hacerse un acompañamiento constante a su proceso de rehabilitación.
'Por lo general los menores van a centros de reclusión especiales, pero que no tienen como finalidad el castigo ni la intimidación, sino, por el contrario, la formación. El Estado presta servicio a través de diferentes fundaciones en las que se supone se aboga por la protección del menor', indicó el jurista.
Pese a ello, señaló Bernate, en muchos casos en estos centros no se hace el acompañamiento debido, por lo que se hace necesario fortalecer esta fase del proceso para rehabilitar a estas personas.
'Ahí hay una de las barbaridades que tiene actualmente la legislación colombiana, y es que el menor que entra un centro de reclusión especial, en este caso para purgar una eventual condena, permanece en estos espacios aún cuando supere la mayoría de edad, es por eso que en estos centros pueden convivir personas menores de edad con mayores de edad, porque la persona no va a pasar a un centro de reclusión normal, porque la ley no lo permite', explicó.
Por tanto, explicó el jurista, pese a que haya cumplido la mayoría de edad, al menor se le trata con la condición especial debido a que cometió el delito antes de los 18 años.
¿Se deben endurecer las penas?. En este punto, indica Bernate, hay un debate sobre si es necesario endurecer las penas o el tratamiento especial para esta población, con el fin de disuadirlos de cometer este tipo de actos.
Por su parte, el también abogado Andrés Fernando Ruiz, en un análisis sobre el tema, manifestó que'la inexistencia de una política criminal clara, concreta, definida y ejecutada, que vaya más allá del gobierno de turno, explica gran parte de la criminalidad en general y por supuesto también la de los adolescentes'.
'Es importante dejar claro que la crisis del sistema penal para adolescentes no debe ni puede resolverse mediante penas de adultos para los jóvenes ni eliminar el Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes (SRPA), ni ampliando sanciones para los menores de edad ni haciendo más grande el abanico de delitos que ameritan restricción física para el adolescente infractor', manifestó el jurista.
Tratamiento. No obstante, más allá del debate penal o social por el que atraviesa la problemática del sicariato, y en especial la de los menores que cometen este delito, la segunda arista debe ser la de cómo superar psicológicamente esta situación.
Para la psicóloga Annie Acevedo el tratamiento para estos menores que han cometido estos delitos debe ser integral.
'Lo primero es que a estos menores deben sacarlos del medio que los llevó a esta situación. Llevarlos a un sitio donde haya otros menores con los cuales se pueda socializar sin el fragor de la violencia', explicó.
También es necesario, señaló la psicóloga, tratar la autoestima de los jóvenes, ya que suelen 'odiarse a sí mismos y por tanto odian también a los demás y por eso hay que tratar psicológicamente de sacarlos de ese ‘lavado de cerebro’ en el que, en especial los adultos, los conducen'.
Pese a ello, señaló que es bastante difícil que un menor de edad olvide por completo este tipo de situaciones. Sin embargo palabras como constancia amor y autoestima son claves para fortalecer su proceso de rehabilitación.
Según el reporte de la Policía, los menores de entre 16 y 17 años son los que más delitos cometen en el país.
El informe indica que 2.694 casos de menores infractores son de personas de estas edades.
Le siguen los menores de entre 14 y 15 años, con 920 casos.
Pero los casos preocupantes tienen que ver con edades de entre 8 y 9 años, con tres casos certificados.