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Una detonación controlada derribó este viernes el edificio Mónaco, antiguo fortín del fallecido capo Pablo Escobar en Medellín. Sobre sus ruinas, se levantará un monumento para recordar a las víctimas del narcoterrorismo que desangró a Colombia por casi una década.

El edificio Mónaco era referente del primer coche bomba detonado en Colombia. En 1988, el cártel de Cali atacó la estructura, con Escobar y su familia dentro. La explosión afectó el oído de la hija del barón de la droga y desató una sangrienta guerra entre cárteles.

El atentado hirió además el ego del narcotraficante, pues los explosivos dañaron sus valiosas colecciones de carros y arte.

'Curiosamente el edificio Mónaco es el único sitio donde Pablo Escobar fue víctima', explica Alonso Salazar a la AFP, exalcalde de Medellín y autor del libro 'La parábola de Pablo'.

'Destruir bienes materiales es relativamente fácil. Lo más complejo que tenemos que hacer es rehacernos como una sociedad donde la legalidad y la ética tengan más fuerza', agrega.

Al 'Da Vinci del crimen', como lo llamó una de sus víctimas, el exvicepresidente Francisco Santos, secuestrado por el cartel de Medellín, se le acusa de haber instalado en el imaginario colombiano la 'cultura narco'.

Como parte de esa lucha contra la sombra del capo, a finales de enero también fue retirada de la Hacienda Nápoles la réplica de la avioneta en la que Escobar transportó su primer cargamento de cocaína a Estados Unidos. Ubicada en el noroeste del país, la extensa finca opera hoy como un parque recreativo.

Pablo Escobar llegó a ser uno de los hombres más ricos del mundo, según Forbes, tras fundar un imperio del crimen y el narcoterrorismo. Murió a manos de la policía durante un intento de fuga en 1993.

Pese a su caída y la de otros barones de la droga, Colombia sigue siendo el principal productor de cocaína y Estados Unidos su mayor mercado.