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Cientos de militares ingresaron este fin de semana en una barriada de Medellín ante la violencia que desataron las pandillas implicadas en el tráfico de droga al menudeo.

El alcalde Federico Gutiérrez solicitó el apoyo de los soldados para patrullar la Comuna 13, antaño una de las zonas más castigadas por la lucha territorial que libraron guerrilleros y paramilitares y escenario de una controvertida intervención militar en 2002.

'Los ciudadanos nos decían que había algunos espacios en los que los bandidos se estaban moviendo de una manera que ponía en riesgo su vida, y que requerían la presencia de la fuerza pública', explicó el sábado a la AFP Andrés Tobón, secretario de Seguridad de Medellín.

Ante el inusitado incremento de los homicidios y de ataques al servicio de transporte público, el Ejército desplegó 320 militares en ese punto de la ciudad donde habitan unas 138.000 personas.

En una sola semana se produjeron 13 muertes violentas, según la Secretaría de Seguridad.

Detrás de este fenómeno están las pandillas o combos que se dedican en su mayoría a la extorsión o al llamado microtráfico de drogas.

La fiscal de la Unidad Contra el Crimen Organizado, Claudia Carrasquilla, precisó a la AFP que esas organizaciones estarían tomando represalias por la captura de sus líderes, incluido un hombre que es conocido con el alias Carlos Pesebre, quien seguiría operando desde la cárcel.

En ese sentido, el responsable de seguridad de Medellín afirmó que en las últimas semanas han sido detenidos una decena de cabecillas de estas bandas.

Este tipo de operaciones 'afecta las rentas criminales de estos grupos', que responden 'atacando a la ciudadanía', comentó Tobón.

Este sábado la Defensoría del Pueblo (Ombudsman) alertó sobre el riesgo que existe en la Comuna 13, debido al 'incremento de los homicidios y el desplazamiento forzado intraurbano', que estima en unas 1.000 familias.

De igual forma, denunció el uso de menores y adolescentes en 'el tráfico entre los combos'.