En sendos documentos de apelación de 140 y 73 páginas, conocidos en exclusiva por EL HERALDO, la Fiscalía y la Procuraduría, respectivamente, piden declarar la extraña muerte del joven guajiro Luis Andrés Colmenares como un 'homicidio' y, por ende, condenar a Laura Moreno y Jessy Quintero por coautoría impropia de homicidio y favorecimiento de homicidio.
Los recursos fueron enviados la semana pasada al Tribunal Superior de Bogotá, instancia que revisará el polémico fallo emitido el pasado 20 de febrero por la jueza 11 de Conocimiento de Bogotá, Paula Astrid Jiménez, quien declaró inocentes a las acusadas y aseguró que lo del estudiante villanuevero se trató de una caída accidental en el caño capitalino El Virrey el 31 de octubre de 2010.
La fiscal 60 delegada ante el Tribunal Superior de Bogotá, Sandra Jeanette Castro Ospina, precisa en la apelación que el ente acusador interpuso el recurso 'por encontrarse inconforme con tales conclusiones'. A su vez, el procurador tercero delegado para la Investigación y Juzgamiento Penal, Jairo Salgado Quintero, señala que apela porque en su consideración no se trató de 'un accidente, como desatinadamente concluyó la señora juez'.
Lo primero que hace Castro es irse en contra del papel de la togada, advirtiendo que esta 'hizo un resumen parcial de la prueba, cercenó la contradicción que hizo la Fiscalía, desconoció los hechos indicadores probados, no hizo una crítica objetiva a los informes técnicos periciales de la defensa y finalmente evadió el análisis en conjunto de la prueba, con lo cual favoreció a las acusadas con una sentencia absolutoria que no era procedente'.
Del mismo modo, Salgado concluye que de haber sido consideradas 'o siquiera estudiadas' sus alegaciones, las conclusiones de la sentencia hubieran sido 'diametralmente opuestas', y asevera que las disposiciones de la jueza 'responden a un evidente sesgo valorativo'.
Acto seguido, para dejar sin piso los señalamientos de la jueza acerca de que las fracturas de la víctima fueron producidas en la exhumación que hizo el perito de la Fiscalía, Máximo Duque, la fiscal pone de presente que la evidencia médica demuestra que estas se le produjeron a Colmenares cuando estaba con vida.
También le critica la Fiscalía a la togada que no se hubiera percatado de que el perito contratado por la defensa, el español Miguel Botella, hubiera admitido que las fracturas principales en el cráneo del joven guajiro ya habían sido evidenciadas por Medicina Legal al momento de la muerte, es decir, meses antes de la exhumación.
'Curiosamente, el doctor Botella, en un aparte del testimonio que no fue valorado por la juzgadora, admitió la existencia de las fracturas referidas por el doctor Duque en la segunda autopsia', expone la acusadora, y agrega que 'Botella reconoció que las fracturas principales de los huesos del rostro de Colmenares eran las mismas, y en eso coincidieron con Duque los peritos de la defensa'.
Castro advierte además que a pesar de que la jueza usó en reiteradas oportunidades el argumento de que utilizar un cuchillo de cocina en la exhumación era muestra de la mala praxis de Duque, 'el doctor Botella, a pesar de todos sus lamentos, expresó que el uso del cuchillo en la necropsia no tuvo ninguna incidencia en los hallazgos encontrados por el doctor Duque'.
Así mismo, Botella, en contra de su propia teoría de que un solo golpe de caída produjo las demás fracturas en el estudiante villanuevero, 'aceptó en el contrainterrogatorio no solo que la cara y el cuello no podían golpearse al mismo tiempo, sino que la herida inframentoniana -debajo del mentón- encontrada pudo ser producida por un golpe (…), hipótesis que descarta que las heridas de la cara se produjeron en un solo evento'.
Destaca también la fiscal que la evidencia científica señala que la cabeza de Colmenares no se golpeó sino que fue golpeada, pues no se encontró rastro del golpe-contragolpe, común en los casos en que la cabeza en movimiento se golpea contra un objeto fijo: 'Explicó Duque (…) que el patrón golpe-contragolpe se da solamente en la cabeza, como el cerebro es blando, si la persona va en movimiento o en un vehículo y golpea contra algo, el cerebro se golpea también en la misma dirección y rebota al lado contrario, quedando lesiones tanto en la parte del golpe como en la contraria a ella, que son macroscópicas. Contrario a si la cabeza de la persona está quieta y un elemento viene a golpearla, en este caso el cerebro no rebota, simplemente se ve el trauma recibido'.
Se duele Castro en otro aparte de que Botella no hubiera podido describir cuál era la línea de fractura que las conectó todas: 'Botella no desconoció las múltiples fracturas encontradas en el rostro de Colmenares, pero las denominó ‘naso orbito etmoidales’, las que dijo se produjeron en un solo evento de caída, con un impacto de alta energía. Respecto de las demás fracturas, dijo que se irradiaron de la zona frontal y supraciliar derecha, al paladar, y al maxilar derecho. Contrainterrogado por la Fiscalía para que explicara (…) cuál era la línea de fractura que las conectó, dijo que no estaba'.